El príncipe William no dudó en expresar su preocupación, en tono de broma, eso sí, sobre la posibilidad de que el peso general de los británicos, incluido el suyo propio, se esté incrementando notablemente en relación con las medidas de confinamiento decretadas en el marco de la crisis del coronavirus.
Y es que, como se desprende de las breves conversaciones que ha mantenido esta semana con los trabajadores y médicos del Servicio de Ambulancias del Este de Londres, el hecho de pasar más tiempo en casa ha implicado, para él y para otros, una dedicación más intensa y frecuente de la habitual a la tarea de hornear dulces y pasteles, algo que ha quedado especialmente patente durante los fines de semana con el desabastecimiento de ingredientes en los supermercados.