La reina Isabel II podría enfrentar una polémica que generaría el descontento de sus súbditos en Australia, y es que la correspondencia que tuvo con un alto funcionario del gobierno de aquel país podría salir a la luz y afectar su imagen, ya que se le tacharía de ayudar con su omisión a destituir al primer ministro de esa nación en 1975.
La reina Isabel II 'tiembla', su correo privado puede ser revelado
Según publicó el periódico The Times, los tribunales australianos no tuvieron en cuenta el deseo de Isabel II y fallaron en favor de que no se mantengan en secreto las cartas que intercambiaron ella y Sir John Kerr, cuando en Australia se tomó la decisión de remover de su cargo al primer ministro Gough Whitlam.
En aquel momento la situación metió en aprietos al Palacio de Buckingham que, supuestamente, se hizo de "la vista gorda" cuando en su posición como gobernador general, Kerr despidió a Whitlam para poner en su lugar al líder de la oposición Malcolm Fraser, algo que provocó fuertes protestas en toda la nación de Oceanía.
Ahora el rumor es que, si se divulgan esas cartas, podrían significar una gran vergüenza para la corona, ya que se dice que esto confirmaría que Isabel II o el príncipe Carlos supieron todo el tiempo el plan de John en contra de Gough y no hicieron nada por impedirlo, por lo que se prevé una reacción incendiaria entre los súbditos de Australia.
En 2017 Sir Christopher Geidt, ex secretario privado de la reina, escribió a la oficina del gobernador general para dejar en claro que ese material era de "comunicaciones esencialmente privadas que son sensibles". Por eso se pidió que permaneciera privado como las comunicaciones entre la Isabel II y sus ministros en Reino Unido.
#YoMeQuedoEnCasa: Descarga gratis la revista digital de mayo (da click en la imagen)
Los documentos entregados por Kerr a su retiro, en 1977, incluyen más de 200 cartas, telegramas y otros papeles que intercambió con la reina, los cuales deberían permanecer ajenos al ojo público —a petición suya— por lo menos durante 60 años, sin embargo, ese lapso se redujo a 50, pero ahora, a pesar de los esfuerzos de Buckingham, podrían ser reveladas antes.
Así, la privacidad que Isabel II pensó que tendrían esos documentos que le envió al gobernador general podría verse comprometida y sentar precedentes para que otras cartas de este estilo sean publicadas, algo que significaría una crisis para el gobierno del Reino Unido, siempre preocupado por "proteger la privacidad y la dignidad" de la reina.