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Revelan el duro trato que dan a trabajadores de la corte real de Arabia Saudita

La colaboradora de una princesa saudí, que huyó de su servicio, decidió 'romper el silencio' y reveló que la experiencia fue terrible.
mar 12 mayo 2020 02:43 PM
La Casa de Saúd
La realeza de Arabia Saudita es un de la más reservadas en el planeta.

La Casa de Saúd es una de las dinastías más reservadas, pero también una de las más polémicas del universo royal; ahora la colaboradora de una de las princesas saudís, Catherine Coleman, decidió "romper el silencio" y revelar qué es lo que pasa detrás de las puertas de los palacios en la capital del país, Raid, y lo que dijo es sorprendente.

En una entrevista con The Times, Catherine explicó que aceptó el empleo porque quería "cambiar de aires y el salario era muy bueno". Pero a su llegada a la ciudad y después de muy poco tiempo, ser dio cuenta que no era el trabajo que tenía pensado. Lo primero que tuvo que hacer fue aprenderse un documento de cuatro páginas con el protocolo.

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Si el protocolo español (utilizado en la mayoría de las casas reales) es severo, el saudí lo supera. Una de las reglas es que no podía darle la espalda a la princesa —de la que prefirió no revelar el nombre— porque, aseguró, era capaz de maltratar a tal nivel a la gente a su servicio, que se refería a ellos como "animales".

Catherine llegó a la corte para administrar a un grupo de colaboradores de Filipinas, y contó que le estaba autorizado a darles el tipo de disciplina que considerada necesaria si no seguían al pie de la letra sus instrucciones, pero ella también tenía que acatar ciertas normas: no discutir con un miembro de la realeza, incluso aunque esté equivocado.

Nunca darles la espalda, no tener relaciones íntimas ni hacer amigos con el personal. Son las cosas que se le pidieron a Catherine, para quien las jornadas de trabajo se extendían hasta pasadas las 4 de la madrugada. Desde el primer momento le dijeron que si incumplía alguna regla y se le arrestaba, no se informaría a su embajada.

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Pero eso no es todo, Catherine explicó que vio fotografías de trabajadores heridos y una ocasión presenció el castigo a un miembro del personal que cometió un error: le lanzaron un balde de agua helada y lo obligaron a pasar la noche en el jardín, desnudo, durante el invierno. Después, una de sus compañeras le enseñó un moretón en el ojo que le hizo la princesa.

El regaño fue por recibir bisutería barata. Los maltratos son aguantados por los miembros del staff, en parte porque después del castigo, en señal de disculpa, se les obsequian dinero o joyas. Catherine aceptó que ella se negó siempre a ese tipo de castigos y por eso fue fuertemente cuestionada por sus empleadores.

En otro momento, a uno de los empleados a cargo de Coleman se le encontró un pequeño bote de azúcar en su cuarto: "Me dijeron que los castigara esparciendo sus pertenencias por todo el sueldo y cubriéndolos con una pasta hecha de azúcar y agua", dijo. Pero ella no lo hizo, por lo que por su desobediencia se le pidió someterse a pruebas psicológicas.

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Fue entonces que Coleman decidió que era momento de abandonar Arabia Saudita, pero se encontró con el problema de que no podía hacerlo, a menos que tuviera el permiso de sus empleadores y, por romper el contrato, pagar cuatro mil dólares. Para escapar, Catherine amenazó a la princesa con contar todo lo que hacía su hermano, quien era su tutor.

En Arabia Saudita todas las mujeres son tuteladas por un hombre. La princesa quiso evitar problemas y firmó la autorización de salida de Catherine a las dos horas de su plática. Para Coleman fue difícil decir hasta nunca a todo el personal que se quedó en el palacio, ahora que sabía los tratos a los que son sometidos:

Decir adiós al personal, sabiendo que no tienen medios para escapar, fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer. Sin embargo, sabía que tenía que irme, por mi cordura y mi supervivencia.

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