Pese a que el mundo entero pasa por momentos complicados, tal parece que la reina Isabel II no escatima en sus gastos personales, que van desde sus coloridos looks hasta sus múltiples residencias reales y su mantenimiento.
Cada año los contribuyentes ingleses generan una aportación de 70 millones de libras, pero con el aumento de los precios por la actual crisis, los lujos de la reina y sus allegados no se estarían reduciendo. La editora Katie Nicholl dijo al portal Express.uk: "La familia real de Gran Bretaña es famosa por sus ceremonias tradicionales servicio dedicado y gastos lujosos".