Los gastos de Meghan Markle y el príncipe Harry son varios, en primera instancia deben pagar los impuestos de 2.4 millones de libras esterlinas, por la remodelación de Frogmore Cottage, que sigue siendo su residencia en el Reino Unido, además de la renta de Mille Fleurs, su elegante y caro bastión en la isla de Vancouver, Canadá, además de que están pensando vivir en Los Ángeles.
Este tren de vida tan elevado tiene que encontrar una fuente de recursos para poder mantenerse y tal parece que los duques de Sussex han encontrado la fórmula perfecta, que aplican otros líderes de opinión que saben utilizar el spotlight a su favor, como Hillary y Bill Clinton: ofrecer charlas en eventos de alto rango.