En septiembre de este año, la emperatriz emérita Michiko se sometió a una operación de cáncer de mama que resultó ser un éxito. En su momento, los médicos descartaron que se sometiera a un tratamiento de quimioterapia o radioterapia, ya que el riesgo del tumor era muy bajo.
A meses de la cirugía, se reportó que en las últimas semanas su salud está débil, el estrés y la depresión que vivió le estarían pasando factura.
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Según la Casa Imperial, la emperatriz emérita presenta vómitos constantes, que en algunas ocasiones han estado acompañados de sangre. Desde la cirugía, Michiko se somete a un tratamiento hormonal y según los médicos, ese no sería el motivo de dicho malestar.
Además, este no es el único padecimiento que presenta, también tiene úlceras y sangrado intestinal y reflujo grastroesofático, consecuencia de la excesiva presión que ejerce la faja del kimono, que pide llevar el protocolo.
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¿Qué tiene tan estresada a la emperatriz emérita?
La llegada de Michiko a la familia imperial japonesa no fue nada fácil, ya que por su condición de plebeya vivió importantes episodios de estrés y depresión, lo que provocó que perdiera la voz durante siete meses.
En 1993, Michiko se desmayó al leer una noticia falsa. A partir de ese momento, la emperatriz está acompañada de alguien, que se ha convertido en un apoyo muy fuerte para ella.
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En abril de este año se esperaba que la emperatriz emérita se librara del estrés, luego de la abdicación del emperador Akihito. Pero al parecer, no fue suficiente para remediar tantos años de tensión. Cabe mencionar que por su avanzada edad, los síntomas cada vez son más graves. Tal como la anomalía en la válvula del corazón que le fue diagnosticada, hace unos meses.
Para mitigar los efectos de la tensión, Michiko ha practicado diferentes actividades como tocar el piano, leer o recolectar la seda de los gusanos del palacio imperial, además de que también traduce poemas, ya que estudió literatura en las reconocidas universidades Oxford y Harvard.