Tras su "desaparición" hace más de 12 años, la princesa Marie-Christine de Bélgica ha dado señales de vida. Luego de años de incertidumbre, se ha revelado dónde ha estado todo este tiempo y cuál es su actual relación con la familia real.
La última vez que se supo algo de la tía del rey Felipe de Bélgica fue a través de una entrevista que concedió al diario holandés Laatste Nieuws. Ahora, es el mismo medio de comunicación quien ha dado información sobre el paradero de la princesa.
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De acuerdo con el periódico, Marie-Christine vive en Sequim, un pueblo estadounidense con menos de 7 mil habitantes ubicado en medio del desierto de Washington.
En el pasado, la princesa confesó que nunca se sintió cómoda con su papel dentro de la Casa Real y abogó por la abolición de la monarquía en Bélgica.
Esmeralda de Bélgica, hermana de la princesa, es la única que ha luchado por mantenerse en contacto con ella. “Marie-Christine no quiere mantener ningún contacto ni con la familia ni con los amigos del pasado. Es su elección. Dice que tiene una nueva vida. Me pone triste, pero respeto su decisión. Lo intenté durante 4 años, pero ella realmente no quiere y no puedo obligarla”, declaró.
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Marie-Christine de Bélgica y su esposo Jean-Paul Gourgues habrían encontrado la felicidad en Sequim, donde la pareja compró una casa de tres habitaciones por 325 mil dólares en 2009. La propiedad tiene una atractiva vista de las montañas y los bosques.
¿Por qué huyó de Bélgica?
En 2004, la princesa Marie-Christine relató en un libro parte de su infancia. Ahí reveló que su niñez estuvo marcada por la ausencia de su padre, el rey Leopoldo III, y la crueldad de su madre, Lilian Baels. Pero su mayor desencuentro con la familia real fue a los 18 años, cuando uno de sus primos supuestamente abusó sexualmente de ella. Ante esta situación, Lilian trató de encubrir los hechos y reaccionó castigándola con un encierro de dos meses en su habitación.
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En medio de sus diferencias con la familia real, Marie-Christine cayó en problemas con el alcohol y en relaciones amorosas esporádicas. Cuando tenía 29 años, una amiga de sus padres se hizo cargo de ella en Canadá. Tratando de reencontrar un rumbo en su vida, comenzó a trabajar en TV Ontario y, según el diario El País, la princesa se volvió rebelde.
Poco después, contrajo matrimonio con el pianista homosexual, Paul Drake, pero únicamente fue para obtener la residencia estadounidense. Al poco tiempo, se divorció y su familia se encargó de los gastos generados por el trámite. A partir de ese momento, tuvo una racha complicada tanto con su familia como económicamente.
En esa época, la princesa inició una relación con el hostelero francés Jean-Paul Gourgues, con quien hizo una inversión fallida en un restaurante. Mientras tanto, la relación con su familia poco a poco se terminaría fracturando para siempre, al grado de no asistir al funeral de sus padres y únicamente tener el contacto de su hermana esmeralda.