A diferencia de Estados Unidos en donde el matrimonio asegura de forma casi inmediata la ciudadanía, en Reini Unido las cosas son diferentes y así lo comprobó Meghan Markle, quien a pesar de ser parte de la Casa de Windsor por estar casada con el príncipe Harry, aún no es ciudadana británica.
Esto es en parte por su condición de miembro de la familia real, ya que ninguno de ellos tiene privilegios ante la ley. La boda con el hoy duque de Sussex, el 19 de mayo de 2018, fue el detonante para iniciar el proceso de la ciudadanía de la hasta entonces actriz, por lo que apenas lleva uno, de los tres años que se necesitan para obtenerla.