Los royals no pueden bajar la guardia en ningún momento durante sus apariciones públicas porque cualquier gesto o palabra fuera de tono puede acabar siendo inmortalizado en vídeo y dando la vuelta al mundo en cuestión de segundos.
La duquesa de Cambridge, que lleva ocho años ocupando los primeros puestos en las encuestas de popularidad sobre la casa real británica, tiene esa lección muy bien aprendida y lo ha vuelto a demostrar este jueves mientras se despedía de los voluntarios del servicio de ayuda telefónica Give Us a Shout con los que se había reunido en el teatro Troubadour White City de Londres.