Desde que Meghan Markle aceptó salir con el príncipe Harry, después con su compromiso y luego al ser protagonista de una de las bodas más importantes del nuevo milenio , la exactriz se convirtió en todo un fenómeno mediático, como lo fuera su suegra, Diana de Gales; así como le pasó a la princesa, la duquesa también ha sentido los estragos de la presión de la prensa y el público.
La sensibilidad está más que presente, y como pocas veces la hemos visto en la casa real Windsor, ya que el propio duque de Sussex también llegó al llanto al hablar del nacimiento de su hijo y, antes, mostró su enojo, cuando decidió emprender acciones legales contra la mitad de los medios de comunicación del Reino Unido, por violentar su privacidad y la de su familia.