A sus 4 años, la hija pequeña de los duques de Cambridge ya ha demostrado que ella también es capaz de provocar lo que en Reino Unido se conoce como el efecto Meghan o Kate, es decir, conseguir que se agoten en cuestión de horas todas las existencias de cualquier prenda que luce en sus apariciones públicas.
El último accesorio de la princesa Carlota que causó sensación fue un pequeño bolso en forma de unicornio del que no se separó durante un partido de polo al que acudió el pasado mes de junio y esta misma semana, de cara a su primer día en un nuevo colegio, la niña mostró orgullosa su mochila escolar con un llavero de ese mismo animal mitológico.