La historia del ropón de 15 años de antigüedad que llevará Archie en su bautizo
Estamos a horas del bautizo de Archie Harrison Mountbatten-Windsor y aunque su mamá, Meghan Markle, ha roto casi con todas las tradiciones existentes de la familia real, no podrá decir “No” a esta reliquia.
Hablamos del ropón de los Windsor que mandó a confeccionar la reina Isabel II a su diseñadora de cabecera, Angela Kelly, en 2004. La soberana le pidió que fuera una copia exacta del traje con el que se bautizó la primogénita de la reina Victoria en 1841 y con el que se bautizaron a cerca de 62 bebés de la familia.
Kelly trabajó muy de cerca con un grupo de artesanos ingleses e italianos para que el ropón se acercara lo más posible al original. Un dato curioso es que se reservó material suficiente para elaborar otro traje completo como copia de seguridad o para el nacimiento de un gemelo.
El miembro de los Windsor que lo estrenó fue el vizconde de Severn en 2008, hijo menor de príncipe Eduardo y Sophie condesa de Wessex.
La historia del primer ropón
En 1841 la reina Victoria mandó confeccionar un traje de cristianar para el bautizo de su hija, mismo Victoria que ocupó toda su descendencia por cerca de 163 años. Esta hermosa pieza fue creada con una delicada seda hecha en el barrio de Spitalfields que en los siglos XVIII y XIX era famoso por fabricar finas telas usadas para la creación de la ropa de la aristocracia de aquella época.
Además de seda también se ocuparon varios metros de encaje de Honiton elaborado hasta la fecha en el barrio de Devon y varios metros de listón de seda para hacer los ribetes principales del faldón. Contaba con una capa de encaje hecha a mano por Janet Sutherland, hija de un minero de Falkirk. El modelo estaba inspirado en el vestido de novia de la reina Victoria.
Este hermoso traje fue usado cinco monarcas. La primera bebé en llevarlo fue la primogénita de la reina Victoria, la princesa Victoria Adelaide Mary Louisa (1841) y la última fue Lady Louise Windsor, hija del príncipe Eduardo y su esposa, Sophie, Condesa de Wessex en 2004, año en el que Isabel II decidió jubilarlo.