El destino alcanza a Masako, su esposo nuevo Emperador de Japón
Desde que se casó con el príncipe heredero Naruhito de Japón, el 9 de junio de 1993, Masako Owada, la egresada de Harvard de economía vio cómo de tajo perdió toda su vida y libertad por amor.
La depresión fue apoderándose de ella hasta vivir su momento más crítico cuando no podía quedar embarazada y ya que al fin consiguió estar embarazada nació una hermosa niña el 1 de diciembre de 2001 a la que llamó Aiko.
El hecho de no poder tener un varón y heredero la hundió aún más por lo que se le bautizó como “la princesa triste”.
Pasó varios años recluida en Palacio sin poder salir ni cumplir con sus compromisos oficiales.
26 años después de convertirse en princesa, hoy su suegro, Akihito ha abdicado en favor de Naruhito siendo ésta la primera vez que un emperador renuncia al Trono del Crisantemo en 200 años.
El emperador Akihito se despidió hoy en una ceremonia Taiirei Seiden No Gi con ritos sintoístas donde fueron depositados una espalda y joya dentro de una caja llamada. Dio su último discurso con un emotivo mensaje donde hizo un recuento de tres décadas en el poder y agradeció a todo el pueblo. Deseó a su hijo el mayor de los éxitos en esta nueva que se prevé “estable y fructífera”.
Estuvieron presente únicamente 300 personas con la familia imperial e importantes miembros del gobierno. Fuera de Palacio había una gran expectación por parte de los japoneses que llenaron las principales avenidas así como a las afueras del palacio con la esperanza de poder despedirse de Akihito.
El día de mañana se llevará cabo la entronización de su hijo Naruito con el que empezará en el imperio del Sol Naciente una nueva era: la era Reiwa “bella armonía”.
A la media noche, hora de Japón, terminara la era del emperador Akihito para dar comienzo a una nueva.
Con ella Masako que hoy acompañó sonriente a su familia política, se enfrenta al gran reto de su vida, a ser una emperatriz en toda regla con actos y viajes oficiales. Difícilmente se podrá recluir en Palacio como lo ha hecho las décadas pasadas. Su peor miedo se ha materializado. Está a horas de ser la nueva emperatriz de Japón