Meghan Markle, el embarazo real que "rompió el molde"

Meghan Markle ha roto el molde de una royal en la dulce espera. Desde las críticas por su supuesto mal carácter hasta un baby shower millonario, Los Windsor no dan crédito.
Ha sido un embarazo distinto a lo visto en la familia real británica. Es sabido que desde que Meghan Markle llegó a Palacio todo ha cambiado. Apenas pisó Buckingham, impuso su estilo y gustos por sobre el rígido protocolo inglés, lo que ha producido una verdadera revolución en la familia de la reina Isabel II. Aunado a ello, los escándalos de los Markle, como los ataques de su hermanastra Samantha Markle, han provocado más de un disgusto tanto a la propia Meghan como a su familia política.

Puertas adentro tampoco ha reinado la armonía, pues las muy sonadas renuncias que se han desatado en el staff que atiende a los duques de Sussex han levantado ríos de tinta. Todos apuntan al supuesto carácter prepotente y exigente de Meghan, que los ha orillado, según se dice, a renunciar al trabajo de sus vidas. Asistentes personales, secretarias privadas, jefes de seguridad... nadie ha podido seguirle el paso a la ex actriz.
Como si no fuera suficiente, los gastos en los que ha incurrido la esposa del príncipe Harry en su primer año como miembro de los Windsor han desatado la indignación en el Reino Unido: ya van más de 100 mil dólares en ropa.

El racismo, un tema delicado
Las comparaciones no son buenas pero sí inevitables y más cuando se es un miembro de la realeza y el nombre de tu cuñada es Kate Middleton.
No podemos no mencionar las diferencias que se han dado entre Kate y Meghan. Los medios más importantes de Inglaterra se hicieron eco del altercado que se produjo poco antes de la boda de los Duques de Sussex, cuando en la prueba de vestidos de los pajes, Markle supuestamente hizo llorar a Middleton. Fue hasta Navidad que –al parecer– las cosas entre ellas se arreglaron.
La polémica entre las esposas de los príncipes William y Harry traspasó las puertas de Kensington y llegó hasta las redes sociales donde se armó una guerra sin cuartel. Amenzas de muerte, insultos y palabras llenas de racismo hacia Meghan encendieron las alarmas al punto que la oficina de prensa de la Casa Real tuvo que pedir ayuda a Instagram para saber cómo mediar los miles de mensajes que recibían diariamente con alto contenido violento.

La Duquesa de Sussex está acostumbrada a ello pues su madre, Doria Ragland, una mujer afroamericana, ha sufrido en primera persona los constantes ataques en Estados Unidos. Sin embargo, la situación se torna muy diferente considerando que Meghan es miembro de la Familia Real.
Dicen que la reina Isabel II no es racista, pero su familia tiene fama de serlo. Además, los números no mienten, sólo el seis por ciento de las 1,100 personas que trabajan en Palacio son de minorías étnicas y, de ese porcentaje, el 30 por ciento de ellos ocupa puestos altos.

Sin duda Meghan, Harry y su bebé se enfrentarán a un mundo que, desgraciadamente, muchas veces no está listo para las familias interraciales. En el Reino Unido y en el mundo hay gran expectativa por ver los rasgos físicos del primogénito de los Duques.
En estos momentos en las únicas personas en que Meghan ha encontrado refugio y tranquilidad es en su reducido grupo de amigos que la han cobijado y algunas veces han alzado la voz denunciando la presión que vive a raíz de su nueva vida.
No, éste no ha sido un embarazo real tradicional, todo lo contrario, han sido momentos muy estresantes para Meghan y Harry; sin embargo, han sabido enfrentar con gran madurez y entereza las críticas. Por sobre todo, ellos están felices con la llegada de su bebé.