La reina echa abajo los planes que Meghan y Harry tienen desde hace tiempo
Los duques de Sussex llevan meses preparando el que se convertirá en su nuevo hogar en Frogmore Cottage una vez llegue al mundo su primer hijo en común . Se espera que las extensas -y polémicas- reformas a las que se ha sometido la residencia estén listas en apenas unas semanas para que la pareja pueda comenzar la mudanza antes de que Meghan Markle dé a luz.
En un principio se dio por sentado que su traslado a Windsor supondría su distanciamiento físico e institucional del palacio de Kensington, donde residen los duques de Cambridge, ya que ahora que el menor de los dos hermanos se ha casado y está a punto de formar su propia familia parecía que por fin había llegado el momento de que William y él siguieran caminos separados.
Hasta el momento los hijos del príncipe Carlos habían gestionado sus agendas públicas y sus asuntos personales a través del mismo centro de operaciones basado en Kensington, pero sus distintas responsabilidades de cara al futuro -en especial en el caso de William, como heredero al trono- hacían que su separación tuviera sentido a pesar de que en la prensa británica quisiera verse como una prueba de la tensa relación que existiría entre los dos matrimonios desde la llegada de Meghan a la familia real.
A ella se le atribuyó además la idea de que su nueva corte fuera totalmente autónoma, una posibilidad a la que la reina Isabel II -que es la responsable última junto a su hijo Carlos de financiar esa nueva oficina- a la que se habría negado, aseguró The Sunday Times, al considerar que la estructura institucional no permitiría que se otorgase ese tipo de independiencia a los recién casados y que, por otra parte, no estaría de más que Harry y Meghan siguieran bajo la jurisdicción última del palacio de Buckingham