La habilidad poco conocida (y envidiada por algunos) de Meghan Markle
Sabíamos que Meghan Markle ejerció como caligrafista cuando era muy joven, antes incluso de ser actriz. Una actividad que le dejó dinero extra porque como dijo en una entrevista en 2013 hay muy poca gente que sabe hacerlo, y vaya que nos quedó claro hace un par de días.
Este lunes fue a Brinsworth House, una residencia de adultos mayores, para ayudar con la decoración navideña y convivir con ellos. En un adorno de papel, escribió "Merry Christmas Love, Meghan" en tinta naranja y nos sorprendió ver una letra que parecería sacada de un molde, mira este post de la reportera de realeza de The Sun:
#Meghan also helped make Christmas decorations with the residents at @RoyalVariety Brinsworth House. In her lovely calligraphy handwriting, wishing everyone a very Merry Christmas! pic.twitter.com/FCRVg97dz1
— Emily Andrews (@byEmilyAndrews) December 18, 2018
Los rasgos de a Y la Sy la H son muy vistosos y perfectos. Ahora nos preguntamos cómo es que no envió ella misma con su letra los nombres de las invitaciones de su boda . Claro, hoy es una royal pero el detalle hubiera sido encantador.
En ese evento Meghan conversó con algunos actores y actrices retirados que habitan el centro y de lo que ha trascendido sabemos que al charlar con Josephine Gordon, de 87 años, le dijo que se encuentra "muy bien" y "muy embarazada".
Sobre su trabajo como caligrafista, en 2013 a duquesa le dijo a la revista Esquire:“Fui a una escuela católica de niñas durante seis años y entonces a los pequeños nos daban clase de caligrafía. Siempre he tenido predisposición para hacer la letra cursiva muy bien. Y eso acabó convirtiéndose en un trabajo de semicamarera cuando estaba en una entrevista de trabajo. Así que al final no serví mesas. Me encargué de la caligrafía para los invitados de las bodas”.
Meghan dijo a la revista que también que durante las vacaciones trabajaba escribiendo las cartas que enviaba Dolce & Gabbana a las celebridades. “Me sentaba con un calcetín blanco pequeño para que mis manos aceitosas no llegaran a la tarjeta, así trataba de pagar las facturas. Estoy contenta de que en un mundo en el que nadie parece apreciar ya la caligrafía, yo haya tratado de mantenerla viva”, aseguró.
“Lo gracioso es que lo más probable es que aún haya algunas tarjetas repartidas por el mundo y en cualquier momento me podría llamar alguien diciéndome: ‘¿Puedes hacer las tarjetas para el Bar Mitzvah de mi hijo?’", dijo entonces.