Amalia de Holanda, una quinceañera de sangre azul
La reina Máxima de Holanda, su madre, no quiso fiesta de quince años. En el libro “Máxima, una historia real” de los periodistas argentinos Gonzalo Álvarez Guerrero y Soledad Ferrari de editorial Sudamericana (2009), se cuentan los intentos de su abuela, Carmenaza Carricart de Cerruti, por convencer a su nieta de que tuviera una.
En esta biografía no autorizada los autores relatan “Las fiestas de quince representaban el regalo soñado para muchas chicas de la clase media. Pero esa tradición no tenía aceptación posible entre las chicas del Northlands”. Este último era el mejor colegio de niñas bien de Buenos Aires, Máxima acudía a él gracias a los esfuerzos de sus padres que no pertenecían a la clase alta de aquel país.
Ante la insistencia de su abuela Carmenaza, Máxima era firme en su negativa “Es una grasada” respondía rebelde a su abuela.
Ahora, muy lejos de aquel 17 de mayo de 1986 cuando Máxima cumplió 15 años y sólo quiso comer pizza con doce amigas en el living de su casa e ir a la matinée de New York City, la discoteca de moda de los jóvenes porteños, su hija, la princesa Amalia llega a esa misma edad.
Por supuesto es un escenario totalmente diferente al que vivía la reina holandesa en su natal Argentina. Hoy Amalia es una joven que lleva sobre sus hombros el difícil peso de ser la heredera al trono de los Países Bajos y cualquier detalle de su vida resulta del mayor interés. Siempre está en el ojo público.
Por ejemplo hace tres años cuando pasó de la primaria Bloemcampcshool al bachillerato publico, el Instituto Cristiano Sorghvliet de La Haya ,fue noticia nacional. Fue tal el interés que generó, que la Casa Real decidió entonces compartir un video de la princesa yendo en bicicleta a la escuela para así evitar que los paparazzis la molestaran otro día, pedían ante todo respeto a su privacidad.
Pero también su vida personal se ha visto envuelta en escándalos cuando hace unas semanas la prensa holandesa aseguraba que Amalia había tenido su primer novio, un compañero del Sorghvliet cuya relación no había podido tener un final feliz como en los cuentos de Disney.
Y qué decir de los constantes comentarios que genera su peso. En 2017 durante un posado familiar era evidente que la princesa había ganado unos kilos de más. Medios y redes sociales en Holanda se hicieron eco con duras críticas y burlas a las que tuvo que sobreponerse la joven heredera. Su lucha con la báscula lleva ya mucho tiempo.
Nadie dijo que fuera fácil. Los 15 años llegan en un momento donde Amalia se encuentra muy vulnerable a la opinión pública.
Por supuesto no habrá fiesta, ya que en Holanda como en ningún otro país europeo se acostumbra las grandes fiestas pero sí, esta fecha es muy significativa ya que marca el fin de su transformación de niña a una bella joven que se convertirá algún día en reina de Holanda.