Detalles poco conocidos de la confección del vestido de novia de la reina Isabel
Eran las 11:28 y el carruaje con la entonces princesa Isabel y su padre, el rey George VI, llegaba a la puerta occidental de la Abadía de Westminster. Ante los gritos de la multitud apareció una novia espectacular con un vestido que para la posguerra era algo indescriptible.
La tela estaba hecha con gusanos de seda chinos tejida por una joven cosedora de 19 años en Escocia quien no sabía para qué se utilizaría ésta.
Se revisó cada centímetro para ver que no hubiera imperfecciones. Al final fue perfecta. La joven tejedora supo para quién era cuando recibió una invitación a la boda real.
Esta prenda histórica fue un diseño de Norman Hartnell quien dejó a su asistente en el estudio velando aquel edificio en todo ese tiempo.
La confección corrió a cargo de la Srita. Davis y otra docena de jóvenes costureras. Se utilizaron 10,000 cuentas de perlas importadas de América y tuvo un costo de 43,000 dólares de hoy.
El traje nupcial estaba inspirado en el cuadro “Primavera” de Botticelli y fue elaborado a mano con hilo de plata y bordado de tul con una cola de cuatro metros.
Esta pieza marcó tendencia para las novias de aquella época. Las flores de perlas y cristales del traje fueron replicadas también para los vestidos de las damas de honor. El velo se sostuvo con la Queen Mary Fringe Tiara.
Todas las costureras involucradas en su confección fueron invitadas a un lugar privilegiado a las afueras del Palacio de Buckingham.
El resultado fue excepcional, aquel vestido de novia pasó a la historia.