La astuta forma en que la familia real británica escondió sus joyas de los nazis
En tiempos de la Segunda Guerra Mundial y en caso de que los nazis invadieran Inglaterra, el Rey Jorge VI, padre de la reina Isabel II, recurrió a un lugar inusual para ocultar las joyas de la Corona Británica: una caja de galletas de la marca Fortt's Original Bath Oliver Biscuits.
Las piedras preciosas, entre ellas el Rubí del Príncipe Negro (engarzado en el centro de la corona imperial británica) y que estaban en el Palacio de Buckingham, se pusieron en la lata y así se transportaron al Castillo de Windsor.
Por órdenes directas del Rey, se cavó una cámara secreta debajo del Castillo, donde se ocultó la caja. Y como si fuera una película hollywoodense, la cámara secreta se cavaba de noche y por la mañana se tapaban las obras para evitar que los nazis sospecharan.
Lo más increíble del caso es que la Reina, de 91 años, se acaba de enterar de los detalles de la operación gracias a un documental hecho por la BBC con motivo del 65 aniversario de su coronación, realizada en 1953.
En el programa, que se transmite este domingo en Inglaterra, lsabel II también habla de la corona con la que se convirtió en Reina y que originalmente se había confeccionado para su padre en 1937: una pieza compuesta por 2 mil 868 diamantes, 11 esmeraldas, 17 zafiros y varios cientos de perlas.
Según narra la monarca, la corona pesa 1.28 kgs y si se trae puesta, es imposible mirar hacia abajo “pues se te rompe el cuello”, afirmó entre risas la Reina.
De acuerdo con el experto en historia y joyas Alastair Bruce, en la correspondencia entre el bibliotecario real, Sir Owen Morshead y María de Teck (madre de Joge VI) se describe cómo se cavó la cámara secreta, que por cierto tenía puertas de acero. Al encontrar las cartas se descubrió el misterio de cómo se protegieron las joyas.
Antes de este hallazgo se tenían dos teorías: una aseguraba que las joyas se habían enviado a una cámara de seguridad de Canadá y otra, que estaban escondidas en una cueva en Gales.