El príncipe William revela que George no es tan tranquilo como aparenta
Como muchos otros pequeños de su edad, el príncipe George (3), el hijo mayor de los duques de Cambridge, ya se ha destacado como un niño despierto y activo al que le encanta correr por toda la casa al mismo tiempo que provoca alguno que otro dolor de cabeza a sus famosos padres o a su ya conocida niñera española, María Teresa Turrión.
Esa es al menos una de las divertidas conclusiones que se desprenden de la visita que, ayer martes, realizó el príncipe William al Hospital Royal Marsden de Londres, donde acudió principalmente para saludar a los niños que permanecen ingresados en el ala de pediatría del centro y para intercambiar experiencias con otros padres acerca de la paternidad.
"Nos dijo que George era muy ruidoso y que le gusta mucho correr por casa", compartió Stephanie Gillard, la madre de un paciente de 11 años llamado Zak, en declaraciones realizadas por la revista Hello!
Es importante mencionar que el príncipe William, al igual que su madre la princesa Diana , es presidente de honor del patronato del hospital.
"Muy impresionante tu trabajo pegando los 'stickers'. A George le gusta pegar las suyas, le encantan los 'stickers'. Le gustan mucho los dinosaurios, ¿a ti te gustan los dinosaurios, Charlie?", le preguntó a un paciente de leucemia de tres años, los mismos que tiene su hijo.
Pese a que la mayoría de los niños mostraron mucho entusiasmo ante la oportunidad de poder pasar algo de tiempo con el futuro rey de Inglaterra, el nieto de Elizabeth II no fue capaz a pesar de sus múltiples intentos de entablar conversación con el pequeño Sebastián de seis años, quien tal vez abrumado por la atención mediática, no quiso despegar la vista de su pantalla portátil.
"Me pasa lo mismo con George, está siempre absorto", le dijo a la madre del niño, después de que esta hiciera todo lo posible para que este le prestara atención.
Después de casi una década acudiendo con frecuencia al citado hospital, por medio de encuentros tanto públicos como privados, a William le gusta ofrecerse como voluntario para ayudar a las enfermeras del centro a hacer su labor. De esta forma, una niña de 6 años con leucemia llamada Daisy tuvo la suerte de que el duque de Cambridge se encargara personalmente de colocarle un tensiómetro y su correspondiente pulsera de identificación.
"¡Es muy mayor para casarme con él!", comentaba muy feliz Daisy, gran aficionada a las historias de príncipes y princesas, a los medios allí congregados.