Hubertus von Hohenlohe: el "príncipe de las nieves"
HUBERTUS CAUSA CONTROVERSIA EN SOCHI POR CALENDARIO TOPLESS
Su vida es un torbellino lleno de excentricidades, Hubertus von Hohenlohe lo sabe, “Siempre voy a prisa, aunque tengo mis momentos más tranquilos”, explica en entrevista telefónica el descendiente de la familia real Würtemberg. Austriaco, mexicano, fotógrafo, bon vivant y representante de México en los Juegos Olímpicos de Inviernos desde 1988, cuando participó en la edición de Calgary, Canadá, como abanderado tricolor, Hubertus ha causado revuelo en la prensa internacional. “Estoy con mucha ilusión de hacer algo en México”, dice el hijo de Ira von Fustenberg y Alfonso von Hohenlohe que nació en México en febrero de 1959. Hace unos días celebró su cumpleaños 55 en un avión que aterrizó en Austria, quería pasar unos últimos días en Viena, antes de volar a Sochi para sus sextos juegos de invierno. En la maleta: el famoso traje de charro, “creo que los juegos olímpicos son un escenario muy grande y puedes pasar desapercibido y de lo que se trata es que la gente sabe que somos un país que tiene mucho arte, música, playas y qué mejor que publicitarlo con un traje que tiene la cultura mexicana en una forma moderna”, dijo el príncipe. Este ecléctico personaje es el creador de sus indumentarias, “era la única chance de hacer algo muy para México”, considera. “Las ideas son mías, pero los chicos de Capa en Italia, en Torino, son los que lo hacen. Siempre sale algo muy especial. Me dicen ‘Siempre estamos esperando, a ver qué próximo traje te inventas’, nos divertimos mucho haciendo esto”. Creativo y multifacético, Hubertus también es conocido como Andy Himalaya, alter ego con el que ha editado ocho producciones discográficas, aunque pasado medio siglo de vida, confiesa: “He dejado un poco la música por la fotografía y los documentales, porque hoy en día es un poco más difícil ganarse la vida con la música”. Así, ahora se enfoca en sus alternativas artísticas y no descarta exponer aquí, “Soy amigo de Eugenio López, a quien conocí en Los Ángeles, e imagino que a lo mejor un día también hacemos algo”.
Autoabanderado como embajador cultural de México, Hubertus no ha vivido aquí desde su infancia. Paso sus primeros cinco años en territorio nacional y luego su vida se construyó en España y Austria. Sin embargo su madre, Ira, y él siempre han sentido una conexión con este país. “Ella está orgullosa, siempre quiere que me venga a México, desde hace mucho, pero si hubiera vivido aquí, mi carrera de ski no hubiera sido posible, hay que estar en los países en donde hay nieve”. Y es que Hubertus es un hombre de compromisos, ahora su atención está puesta en crear y se ha enfocado en la producción de Hubertusjagd, su programa de televisión. Mientras que su corazón pertenece desde hace 20 años a Simona Gandolfi, quien lo alcanzará en Sochi al final de los juegos. De México le gustan el Museo de Antropología, el Jumex y la arquitectura. No descarta un día mudarse y sobre trabajar aquí declara entre risas: “Acepto propuestas, pero no tuve ninguna todavía”. Hohenlohe parece siempre estar corriendo, sin embargo, sabe descansar como el príncipe que es: “En mi casa en España; yendo a Marruecos, dando la vuelta con la moto ahí o en el coche con los niños; o, simplemente me voy a Finlandia a esquiar solo, en sitios perdidos… tengo muchas formas de poderme perder”. Seguramente alguno de estos planes seguirá a su participación en los Juegos Olímpicos, después de los cuales le gustaría crear mecanismos para que México aumente su participación en los deportes invernales, “tendremos que sentarnos con el señor Mena también con Carlos Padilla para ver si hay los fondos y buscar patrocinadores, necesitamos hacer una campaña que valga la pena para ver si los jóvenes pueden calificar”.