Carlota y Carolina de Mónaco, como dos gotas de agua
Con una personalidad reservada, una belleza indiscutible, una mirada melancólica y una elegancia innata, Charlotte Marie Pomeline Casiraghi es la cuarta en línea de sucesión al trono monagesco y para muchos el recuerdo de una joven Carolina impregnada del misterio de los Grimaldi.
Heredera de uno de los más grandes legados de belleza y estilo, el de su madre Carolina y el de su abuela Grace Kelly, Carlota es la viva imagen de su madre. Con una cara de cortes delicados, una nariz respingada casi perfecta y ojos grandes, madre e hija parecen haber estado calcadas a mano.
Fruto del matrimonio entre Carolina de Mónaco y su entonces esposo el empresario Stefano Casiraghi, la princesa nació un 3 de agosto de 1986 en Montecarlo y fue nombrada Carlota en honor a su tatarabuela, la princesa Carlota, duquesa de Valentinois.
Tres años después quedó huérfana, luego de que su padre muriera en un accidente náutico.
Pero la fisonomía no es lo único que une a Carlota y Carolina, las similitudes de vida van más allá que los razgos físicos; un historial de amores turbulentos, un estilo innegable y una pasión por los caballos son algunos de los puntos de encuentro de las dos princesas.
Mujeres brillantes
Carolina Luisa Margarita Grimaldi fue siempre una niña brillante, estudiosa y cariñosa con sus hermanos menores, Alberto y Estefanía. Se graduó con honores del bachillerato y estudió filosofía en la Universidad de París. Siempre fue hábil con los idiomas y pronto aprendió a hablar inglés, español, alemán e italiano. Y a pesar de que se veía venir un gran futuro para la entonces joven Carolina, habría de vivir difíciles experiencias
Al igual que su madre Carlota siempre sobresalió en los idiomas así como en sus pasiones, es una de las amazonas más reconocidas de Europa líderando el equipo de Gucci, además de destacar en la industria de la moda al hacer colaboraciones con grandes diseñadores. El carisma y amor por sus hermanos también ha distinguido a la joven quien frecuentemente es vista a lado de su hermana menor.
Amores turbulentos
La hija mayor de Rainero ha padecido una vida amorosa difícil, su primer esposo Philippe Junot, con quien se casó en 1978, era fiestero y mujeriego, lo que los llevó al divorcio tan sólo dos años después.
Se creyó que había encontrado la felicidad en 1983, cuando se casó con Stefano Casiraghi, padre de sus tres hijos: Andrea, Carlota y Pierre. Desafortunadamente él murió en un accidente de barco en 1990. Stefano había prometido a Carolina que ésta sería su última competencia, pues sabía cuánto le preocupaba su seguridad.
El amor tocó a su puerta nuevamente en 1996, cuando inicia una relación con Ernesto de Hannover, quien en ese entonces estaba casado con Chantal Hochuli, buena amiga de Carolina. Se casaron en 1999 cuando ya estaba embarazada de la Princesa Alexandra, sin embargo el matrimonio desembocó en un polémico divorcio.
Por su parte Carlota ha sido más discreta en cuanto a sus relaciones pues sólo se la han conocido cuatro romances, el primero con Hubertus Herring-Frankensdorf, noble austriaco quien tiene relación con la familia alemana Schaumburg-Lippe, el segundo con Félix Winckler, hijo de Antoine Winckler, un abogado internacional quien reside en Bruselas, y de Sylvie, coleccionista de arte contemporáneo, y el tercero con Alex Dellal, hijo de un empresario multimillonario iraní y una ex modelo brasileña.
El cuarto y último con Gad Elmaleh ha desatado grandes polémicas pues la diferencia de edad de 16 años, así como su fama de playboy han hecho a muchos dudar del comediante marroquí. Para el colmo, fuertes rumores de embarazo apuntan a la pareja lo que se sumaría a los múltiples embarazos no planeados de lo Grimaldi.
No olvidemos que hace apenas unos meses el hermano grande de Carlota, Andrea dio a luz un varón con su pareja Tatiana Santo Domingo.
Estilo
Grandes figuras de la moda, madre e hija se han caracterizado por siempre lucir las últimas tendencias de moda a manera equilibrada, lo que las ha convertido en referentes mundiales y en grandes allegadas de diseñadores como Karl Lagerfeld, Valentino y Frida Giannini.
No es casualidad que Carolina de Mónaco sea una de las princesas más distinguidas de la actualidad y es que siendo hija de Rainiero y Grace Kelly, una pareja que siempre derrochó buen gusto, y proviniendo de uno de los lugares más chic de Europa, el estilo le viene de forma natural.
Y esto no es ninguna novedad. Desde joven, Carolina tuvo un sentido de la moda muy particular, a veces bohemio pero sin perder el toque `royal´. Es aficionada de los accesorios, es lo primero que viene a la mente. Sombreros de todo tipo son sus elegidos, dependiendo la ocasión, así como joyas, siempre sencillas y bolsas de sus firmas favoritas. Los trajes de dos piezas de Chanel, desde el tradicional blanco y negro hasta colores más suaves, son sus favoritos y sabe convertirlos en los de gala o en más relajados dependiendo del peinado y accesorios que lo acompañen.
Su influencia se nota claramente en su hija, Carlota Casiraghi, quien heredó de ella el buen gusto al vestir, además de una belleza que pocos pueden ignorar. Carlota es un fiel reflejo de su madre, aunque tiene su propio estilo, muy europeo, desenfadado y elegante cuando el evento lo amerita.
Por su parte, Carlota se ha distinguido por mostrar un pulido estilo de vestir, siempre sencillo y elegante, el cual remite en muchas ocasiones al allure de su abuela. Apuesta por un maquillaje muy natural en el que enfatiza sus ojos y su boca para enmarcar sus delicadas facciones.
Utiliza piezas confeccionadas en texturas ligeras con cortes que enfatizan su atlética silueta en tonalidades suaves y sobrias. Valentino, Chanel, Armani y Gucci son algunas de sus firmas predilectas.
En el día a día conforma sus atuendos por piezas básicas en colores sólidos, o bien, presume la ultima línea ecuestre de Gucci, que fue especialmente diseñada para ella. De hecho, hace algunos meses, Carlota fue nombrada como embajadora de la firma Gucci, apareciendo en varios de los anuncios de la marca colocándose como la primera princesa en modelar para una marca.