“Ella creía que en las primeras las audiencias la iban a liberar, pero ese momento no llegó y ya tiene ahí más de dos años”, dice Mendoza, quien se ha convertido en una de las periodistas que más ha cuestionado el proceso de detención de Robles.
Al principio la ex funcionaria no tenía mucho contacto con sus compañeras de prisión. Pensaba que su tiempo ahí iba a ser corto, pero con el paso de los días se integró al grado de ser invitada al “club del canutillo”, algo que agradeció pero declinó porque, según ella, su salida era cuestión de días.
“Le pregunté si su pecado con López Obrador había sido enamorarse de Carlos Ahumada y me dijo que no, que su pecado era ponérsele al tú por tú, y que él sólo pone a personas sumisas como Claudia Sheinbaum. Dice que AMLO la vio fuerte para las presidenciales, sobre todo después de haber sido jefa de Gobierno, y en ese entonces presidenta nacional del PRD”.