El año pasado, Madeleine Westerhout fue despedida de la Casa Blanca por revelar, entre otras intimidades, que al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no le gusta tomarse fotos con su hija Tiffany, porque según él, ella tiene sobrepeso.
Pero horas después de haber sido destituida de su cargo como directora de operación del Despacho Oval y disculparse por sus comentarios, Westerhout sintió que tenía otra pena que compartir, por lo que le envió un mensaje de texto a la hija menor de Trump con un simple mensaje.
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"Lo siento mucho", escribió Madeleine. "Espero que algún día puedas perdonarme". Según ella, Tiffany "nunca respondió".
La carrera de Westerhout se había desmoronado en cuestión de semanas en agosto de 2019. La joven de 29 años, que había trabajado como asistente ejecutiva del presidente desde que tomó su cargo en la Casa Blanca y finalmente fue ascendida como directora de operaciones, fue despedida después de compartir detalles íntimos sobre los Trump en una cena rodeada de periodistas.
Entre las revelaciones aseguró que tenía una relación más fuerte y cercana con el presidente Trump que sus propias hijas, Ivanka y Tiffany. Sobre esta última, fruto del matrimonio de Trump con la actriz Marla Maples, de quien se divorció en 1999, dijo: “Tiffany es una mujer joven que intenta encontrar su camino”. Y explicó que estaba acomplejada por su peso y no le gustaba ser fotografiada en compañía de su hermana Ivanka.
Para terminar, afirmó que Donald Trump nunca le prestaba atención a su hija menor y que no le gustaba ser fotografiado junto a ella debido a su sobrepeso.
Casi exactamente un año después de que perdió su trabajo, Westerhout habló de su versión de la historia a través de su libro, Off the record, en el que revela información jamás revelada. "Por mucho que desearía que esa cena no hubiera sucedido y las cosas no terminaran como lo hicieron, estoy muy contenta de haber aprendido mucho de esto", le dijo a People a principios de este mes.
En su libro, describe la llamada telefónica que tuvo con el presidente después de que le dijeron que tenía que renunciar una vez que se corrió la voz de lo que había dicho.
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"Todo lo que tenía que hacer era hablar con el corazón. Lo único que me dije a mí misma, una y otra vez, fue: Madeleine, no llores. Si hay un momento para ser fuerte, es este”.
Ella narró que el presidente Trump le dijo: "Madeleine, esto va a ser devastador para Tiffany". Pero cuando ella pensó en la idea de disculparse personalmente con Tiffany, él le dijo: "Tal vez más tarde, pero no ahora".
"Los comentarios que hice sobre Tiffany no tenían sentido para mí", escribe. "Era la última persona en el mundo que debería hablar del cuerpo de otra mujer, y más de alguien que había sufrido un trastorno alimenticio. Sé lo duras que pueden ser las mujeres consigo mismas. No necesitan a nadie más para acumular críticas. Tan terrible como me sentí por lastimar al presidente", recuerda Westerhout en su libro. "Me sentí peor por lastimar a Tiffany".
Pero su disculpa quedó sin respuesta. "No la culpo", escribe Westerhout. “Me cuesta creer que hice esos comentarios, porque sé que los comentarios que se dice que hice no son ciertos, pero asumo la responsabilidad de lo que se informó y no quiero volver a recordar esa noche".
Westerhout dijo que ha estado en contacto con otros miembros de la familia Trump desde el año pasado, incluido su yerno y asistente principal de la Casa Blanca, Jared Kushner. "Estaba devastada después de perder mi trabajo", le dijo a People. "Y me di cuenta de que no estaba ni cerca de estar lista para lanzarme a algo nuevo, y quería tomarme el tiempo para procesar lo que sucedió".
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