A sus 39 años, Simón, como él mismo aceptó, se ha convertido en una versión combinada de su papá y su mamá. De Yoram Levy heredó "la coraza" (sus ojos y sus cejas) y de Alicia Dabbah "el alma"; de él también aprendió a no aceptar las injusticias; se trasladó a México tras rechazar unirse al ejercito de su país porque su hermano murió en la Guerra de los Seis Días.
Por la cercanía con su familia materna, emigrante de Guadalajara a CDMX, Levy, que nació sietemesino en el ABC de Observatorio, se relacionó mucho con su abuelo Isaac, quien lo inspiró —mientras husmeaba en su biblioteca— a estudiar derecho en la UNAM y con el que iba a las tiendas de cinco pesos del centro, en las que se enamoró de todo lo chino.
La razón por la que Miguel Torruco perdió a su mano derecha y amigo Simón Levy
Simón, quien cree que el número cuatro es cabalístico en su vida porque a esa edad supo que quería ser escritor después de que su papá le regalara La vuelta al mundo en 80 días, a los 14 trabajó en un taller mecánico para pagarse la escuela y a los 24 ya tenía su empresa, Latinasia, confesó que hoy lo más importante para él es su familia y no estar en el gabinete.
"Primero, no es un tema que me competa a mí y, segundo, soy ciudadano de tiempo completo, fundamentalmente a mí me motiva generar una participación ciudadana cada vez más activa, conciencia y tener una participación cada vez más importante, sin la necesidad de un cargo público", dijo Levy.