En el actual Estados Unidos, la monarquía británica dejó de gobernar con la firma del tratado de París el 3 de septiembre de 1793, ya sin royals una familia irlandesa que desembarcó en suelo norteamericano en 1849 se adueñó de ese papel representativo de dinastía, desde sus primeros integrantes Patrick Kennedy y Bridget Murphy.
Si bien el clan Kennedy logró posicionarse en las altas esferas de la sociedad y la política estadounidense, tal parece que sobre ellos pesa una maldición que ha cobrado la vida de sus miembros o los ha sometido a duras pruebas físicas y psicológicas, que los llevaron incluso a vivir escondidos para evitar que se considerara que en la familia había una mala genética.