Ella es la mujer que pretende convertir a Hillary Clinton en presidente

Además del liderazgo que caracteriza a los grandes mandatarios del mundo, hay ciertos aspectos como el carisma y la accesibilidad lo que los convierte en los favoritos del público. Basta con ver la fiebre que ha causado Michelle Obama en los últimos años. Tan sólo entre 2010 y 2013 cambió su índice de popularidad del 65 al 73 por ciento. ¿La responsable? Kristina Schake, una californiana de 43 años que tiene muy claro que no hay quien se pueda resistir a un personaje con el que la mayor parte de la población se pueda identificar.

Como en un capítulo de Scandal, Kristina Schake orquestó en 2011 el mismísimo estilo de Olivia Pope, una visita “under cover” de la primera dama a una de las tiendas más populares de Estados Unidos: Target. Esa misma tarde, cientos de fotografías de la Sra. Obama intentando pasar desapercibida con una gorra y lentes oscuros, le daban la vuelta al mundo y a su imagen, posicionándola como una persona tan sencilla como cualquier otra.

A esto le siguieron grandes aciertos como su presentación en los premios Oscar 2013, su video en YouTube rapeando, su visita al programa de Jimmy Fallon o cómo olvidarla con Ellen DeGeneres al ritmo de “Uptown Funk” abanderando la lucha contra la obesidad infantil. Kristina convirtió a Michelle en una protagonista de la política estadounidense y en uno de los activos más importantes de Barack Obama.

Hoy, luego de uno de los éxitos más grandes de su carrera, Schaeke se encuentra ante uno de los retos más desafiantes: convertir a una ex Secretaria de Estado en la presidenta del país más poderoso del mundo.

Descrita por el periodista Ronald Kessler, autor del libro The First Family Detail, como la peor tarea que se le podía ser asignada a un agente del Servicio Secreto por su actitud imperativa, Hillary Clinton ha decidido apoyarse en la originaria de Sonoma para cambiar su estrategia de imagen pública y darle un suave giro a esa figura fuerte y experimentada que había proyectado durante muchos años.

El dúo ha marcado la diferencia con una Hillary más sonriente, que no teme abrirse a compartir algunos de sus momentos más íntimos con el pueblo norteamericano. No es casualidad que se haya sumado a la fiebre digital de los throwbacks con antiguas fotos de ella y Bill Clinton que prueban su amor o, aquella que muestra su lado más tierno como abuela. Además, Hillary es la primera candidata en enfocarse en una generación en específico, hablándole directamente a los millennials y compartiéndoles todo aquello que ha aprendido de ellos.

En cuanto a su estilo al vestir, los cambios también se han hecho presentes. “El estilo de Hillary ha ido evolucionando poco a poco para verse más actual este año”, afirma la experta en imagen, Mónica Bravo. Así, la candidata del partido Demócrata ha sumado a su tradicional guardarropa nuevos colores además del azul y rojo.

“Últimamente ha combinado su estilo clásico con toques románticos, esto comunica una imagen de una mujer tierna, amorosa y cálida. Sin duda, es un gran acierto ya que los ciudadanos se pueden identificar con mayor facilidad. Esto lo podemos ver en sus outfits confeccionados con telas suaves y accesorios muy femeninos como broches”, nos cuenta Sonsoles Sánchez, experta en imagen pública y fundadora de la consultoría UVA.

Dentro de unas horas, será el primer debate de Hillary y Donald Trump, por lo que será entonces cuando veremos qué tal van los esfuerzos de Schake.