La noche triste de Josefína
El templete principal, donde se leía la leyenda Josefina Presidente, no fue utilizado. Justo antes de las 8:00 de la noche, los encargados de prensa avisaron a los medios que la conferencia se llevaría a cabo en una sala al interior del CEN del partido.
Y fue cerca de las 8:30 cuando salió "La Jefa", vestida con saco azul cielo, pelo suelto y maquillaje conservador. Como buena política, de sus labios nunca salió la palabra derrota. Josefina Vázquez Mota sólo aceptó, eso sí, firme y sin titubear, que las encuestas no le favorecían. Pero la voz se le quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando agradeció el apoyo brindado por su familia.
"Gracias a mis hijas, a mi esposo, a mis padres, a mis hermanos, mis sobrinos porque sin ellos yo no estaría aquí", comentó la candidata a la presidencia del Partido Acción Nacional entre aplausos.
A pesar de que siempre han estado a su costado, hoy por la noche, Sergio Ocampo Muñoz, su marido, y sus tres pequeñas, María José, Celia María y Montserrat, no subieron al templete donde Vázquez Mota se despedía de la carrera por la presidencia entre vítores de sus seguidores, pero seguramente tras bambalinas los cuatro suspiraban y mandaban las mejores vibras para la "jefa" de familia.
Al frente, entre el público, lo que se sentía era tristeza, desilusión. Varios seguidores lloraban desconsolados cuando la candidata salía del lugar, pues muchos realmente tenían la esperanza de salir de ahí victoriosos.
LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
Momentos antes, el ambiente era todo menos animoso, cielo gris, tarde-noche fría, algunas caras largas y otras ansiosas. A las 6:00 de la tarde, poca gente del staff de Josefina se dejaba ver por los pasillos del CEN del PAN, ubicado en la esquina de Avenida Coyoacán y Eje 8 de la Ciudad de México.
Sólo periodistas daban vueltas de un lado al otro y gracias al clima, las galletas y el café caliente volaba a la par de algunas ilusiones de los panistas, a las 7:30 de la noche, solamente pudieron hacer oficial su triunfo en Guanajuato, y en los pasillos, algunos ya mencionaban la derrota en Yucatán y en la Ciudad de México.
De Josefina, ni sus luces todavía, pero existía la promesa que a las 10:30 de saldría dar un mensaje.
En aquel momento todavía no se conocían las encuestas de salida para la presidencia, pero definitivamente otro era el sentimiento que se respiraba en el búnker panista, nada similar con el 2000 o con el 2006.