Michelle Obama seduce a Praga

En una visita por Praga, rodeada de un gentío, Michelle Obama se quedó prendada de la capital checa y su gente. "Regresaré", sentenció.

Jóvenes checos y turistas en tropel coreaban "¡Obama!¡Obama!" al saludar con la mano en alto a la primera dama que caminaba por los adoquines del barrio judío. Ella respondió el saludo y no se encontró con ningún rostro adusto a primera vista.

"Hizo contacto de inmediato con ellos", comentó su guía, Michaela Sidenberg.

El recorrido de la señora Obama comenzó en la mañana, cuando la primera dama checa, Livia Klausova, le mostró el Castillo de Praga, la sede de la presidencia checa.

Al parecer, Obama fue advertida de las calles adoquinadas de Praga y llevaba zapatos chatos. Su atuendo consistía de una falda negra de Michael Kors, un cardigan de Alaia Azzedine del mismo color y una blusa blanca Moschino, en la mañana aún fría hasta que lentamente se tornó en un esplendido día primaveral.

Las primeras damas caminaron por los alrededores de la Catedral de San Vito, uno de los patrimonios más visibles capitalinos, que data del siglo X.

A continuación siguieron hasta la cercana basílica de San Jorge, construida en la misma era, para admirar la arquitectura y escuchar un concierto a cargo de niños con problemas de la vista, quienes interpretaron el Concierto de Darmstadt de Carl Stamitz, y el Stabat Mater de Giovanni Battista Pergolesi.

"Es una mujer muy sencilla y muy buena persona", comentó Klausova sobre la señora Obama, a quien le obsequió una pieza de cristal checo. En reciprocidad, ella recibió "un lindo florero estadounidense".

¿Conversaron de política en un día con tantas noticias del lanzamiento de un cohete norcoreano?

"Sí, un poquito — tuvimos que hacerlo", agregó Klausova.