Descansa Mouriño En un nicho en Campeche
A paso lento, la esposa del extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, avanzó entre la multitud. Por momentos intentaba conseguir fortaleza con el apoyo de su hija María, quien la tomaba del brazo; y de los dos menores, Iván y Juan Camilo, que caminaban a su lado y que tal vez por su corta edad no alcanzaban a descifrar la magnitud de lo ocurrido. En la ceremonia religiosa, el obispo de la Diócesis de Campeche, Ramón Castro, manifestó su pésame a la familia de Mouriño Terrazo y de su colaborador Arcadio Echeverría, y ofreció palabras de aliento en el entendido de que "Juan Camilo está en las mejores manos". "Juan Camilo, Arcadio, están en las manos de Dios, no sientan miedo, que su herida sea sanada por esta realidad. Juan Camilo está en buenas manos. Arcadio está en buenas manos, en las mejores manos. Las manos de Dios son mejores que las nuestras", remarcó. En la homilía, el obispo hizo ver que Juan Camilo y Arcadio dieron su vida por sus ideales y porque tenían convicciones, "no eran perfectos, pero dejaron un ejemplo", e hizo ver que ya no están en cuerpo presente, "pero sus ideas, su trabajo, su entrega y su amor, eso vivirá". Era el preámbulo del último adiós al esposo, al hijo, al hermano, al padre, cuyas cenizas serían depositadas minutos después en el nicho F-12 de la zona de criptas de la misma Catedral de Campeche, en una ceremonia a la que sólo ingresó la familia.
En Campeche, fue un día largo, de espera, de impaciencia, pero también de solidaridad, de apoyo y ánimo, que se reflejaron en los centenares de personas que se dieron cita, que ofrecieron sonoros aplausos tanto a la llegada como a la salida de los deudos. Al inicio de la ceremonia religiosa, las cenizas fueron colocadas en una mesa donde se encontraba una foto del desaparecido secretario de Gobernación, de su colaborador, y una bandera nacional, que al final fue retirada y ofrecida a la familia. El obispo, con voz pausada, dio consuelo a la familia, aunque sus palabras, por momentos, eran acompañadas por el llanto de Mari Gely Escalante, esposa de Juan Camilo, que seguía intentando tomar fortaleza de su hija. El ministro de la iglesia hizo ver que la historia de México, de Campeche y de estas familias se vio sacudida por esta dramática y dolorosa realidad, "una muerte inesperada". "Las personas que los conocieron son testigos del amor que tenían por un México nuevo", dijo. "No es fácil transmitir una palabra que se niega a dar sentido a lo sucedido, particularmente cuando nos rendimos a la tragedia y cuando no podemos comprender lo sucedido. Pero estas dos familias tienen fe y eso hace una gran diferencia ante el dolor de la muerte", añadió. El obispo hizo ver que Juan Camilo Mouriño "fue un hombre que amaba nuestro país, fue capaz de servir, sin servirse, vivió el sentido verdadero de la política. Se preocupó, trabajó y se desgastó por el bien común". Además, "sacrificó la convivencia con su familia. Sacrificó la presencia de sus hijos y de su esposa, para servir de tiempo completo a sus ideales y a sus valores. No existía un horario fijo", destacó. El ministro religioso comentó que el desaparecido titular de Segob tenía lo suficiente para vivir tranquilo, sin tanto ajetreo y persecución, pero era más grande su amor por un México mejor". Al terminar la homilía, continuó la ceremonia, se bendijeron las urnas que contenían las cenizas y se procedió a depositarlas en una cripta, porque ahora, resaltó el obispo, "está en las mejores manos".