Cartagena, el destino que lo tiene todo; aquí la mejor guía para visitarlo

La llegada a Cartagena

Desde el aeropuerto, llegar al Centro Histórico de Cartagena toma aproximadamente 15 minutos en coche. Al bajarnos, el calor caribeño nos recibió de inmediato, junto con el bullicio de una ciudad que nunca pierde su ritmo. El primer hotel en el que nos hospedamos fue Casa Carolina (@casacarolinahotel), un verdadero tesoro del Centro Histórico y una de las pocas casas declaradas Patrimonio de Interés Cultural y Monumento por el Ministerio de Cultura. Esta propiedad fue rescatada y remodelada por Carolina, una mujer belga que se enamoró de Cartagena y decidió devolverle su encanto a esta propiedad. Sus muros conservan murales originales de los siglos XVI, XVII y XVIII, dándole un carácter único. Además, su propuesta gastronómica y de coctelería se basa en una economía responsable e inclusiva con ingredientes que van del campo a la mesa.

Después de instalarnos en el hotel, salimos a recorrer las calles llenas de vida. Nuestro primer destino fue la terraza del Townhouse Hotel, donde hicimos una parada para disfrutar de un drink antes de la cena. Aquí la carta de cocteles está inspirada en la abundancia de frutas frescas de Colombia, aunque sin duda la mejor parte es la vista espectacular del atardecer sobre la ciudad.

Para la cena, fuimos a Carmen, @carmenrestaurante, un restaurante que ofrece una propuesta gastronómica que es un verdadero viaje por Colombia. Cada plato rinde homenaje a pequeños artesanos, pescadores y agricultores con sabores que representan la tradición y riqueza culinaria del país. Además de la comida deliciosa, lo que más me sorprendió fueron los drinks tan originales, como uno decorado con hormigas secas que, aunque suene inesperado, estaba delicioso.

Día 1: Cultura, compras y gastronomía

Al día siguiente, empezamos temprano con un tour privado por la ciudad, donde pudimos conocer más sobre la historia de Cartagena y sus rincones más emblemáticos. Después, nos dirigimos a Lunático, @lunaticocartagena, para una clase de cocina colombiana, que fue una experiencia inmersiva en la gastronomía local. No solo preparamos una comida completa desde cero, sino que también disfrutamos de una cata de ron y chocolate, una combinación perfecta para descubrir los sabores más auténticos del país. Con el paladar satisfecho y la energía recargada, estábamos listos para seguir explorando la ciudad.

Después, visitamos La Serrezuela, @laserrezuela, un centro comercial con mucha historia. Este espacio solía ser un gran teatro y plaza de toros y, aunque ahora es un destino de compras con las mejores tiendas nacionales e internacionales, aún conserva su esencia y arquitectura original. Aquí, aprovechamos para disfrutar de una cata de café, una experiencia obligatoria en cualquier visita a Colombia.

Para terminar el día con broche de oro, fuimos a descubrir una de las joyas (literalmente) de la ciudad: Lucy Jewelry, @lucyjewelry. Colombia es reconocida mundialmente por producir las esmeraldas más valiosas y de mejor calidad, así que pudimos aprender de la mano de las expertas, Lucy y Alejandra, sobre estas piedras preciosas y sobre su negocio familiar.

Finalmente, cenamos en un imperdible de Cartagena, El Beso, @elbesorestaurant, ubicado en Getsemaní, el barrio más cool de la ciudad. Es un homenaje al street food y cada plato era una explosión de sabores frescos y deliciosos, como su ceviche de mango con leche de tigre y plátano frito, y siempre acompañados de un buen drink, somo su spicy margarita flameada.

Día 2: Un sueño caribeño

Después del check-out del hotel, emprendimos camino hacia nuestra siguiente aventura en los muelles de Cartagena. La experiencia con Boating Cartagena @boatingcartagena fue perfecta de principio a fin y, sin duda, fue la mejor forma de vivir la experiencia de recorrer las Islas del Rosario de forma segura y sin complicaciones. Durante tres paradas en diferentes puntos pudimos hacer snorkeling, comer comida de mar fresca y hasta hacer una visita a los manglares llenos de mapaches, definitivamente esta experiencia no puede faltar en ningún itinerario.

Para vivir la experiencia isleña al máximo, desembarcamos en la isla de Tierra Bomba, en donde hicimos check-in en nuestro siguiente hotel: Blue Apple Beach, @blueapplebeach. Fundado por Portia Hart, una mujer británico-trinitaria que se enamoró de Cartagena y lleva 10 años ahí, Blue Apple es un concepto boutique con cuartos que tienen alberca privada y regaderas al aire libre. Es un paraíso de relajación con la playa a pocos pasos, un establo de caballos, un centro de reciclaje y una selección de comida espectacular a cargo del chef Pedro Mosqueda.

Día 3: Playa y Yoga

Después del desayuno en una casita junto al mar en Blue Apple, hicimos un recorrido en el medio de transporte oficial de la isla: en moto. Recorrimos todo Tierra Bomba hasta llegar al beach club Amare Beach, @amarecartagena, en donde pudimos disfrutar y relajarnos en sus camastros y degustar de su deliciosa comida.

Después de un viaje en bote de media hora estábamos de vuelta en Cartagena y, después de descansar un rato, fuimos a la clase de yoga más cool con un dj de fondo en Casa Bohême Cartagena, @casaboheme_cartagene. Este lugar cuenta con dos restaurantes, un audio lounge, una concept store y un food market con el más ambiente acogedor y comida deliciosa.

Para nuestra última noche, teníamos que cerrar con broche de oro y definitivamente el tour no nos decepcionó. Cenamos en Salón Tropical, @salon_tropical_, donde los mariscos 100% frescos son la joya de la corona y el ambiente es cool y relajado con música en vivo. Los imperdibles son el pescado y el postre de maracuyá.

Para terminar, fuimos por un drink y un poco de baile a Members Only Cartagena, @membersonlycartagena. Este lugar rinde homenaje a los grandes bares de jazz, piano y speakeasies de Nueva York, Los Ángeles y Madrid, con un toque de esencia caribeña. Con un show de burlesque y música para cantar, sin duda fue una noche inolvidable para cerrar el viaje.

Pasamos nuestra última noche en Townhouse Hotel, @townhousecartagena, mismo lugar donde fuimos a la terraza a ver el atardecer el primer día, con una decoración que es todo menos aburrida y una atención de primera en el corazón de Cartagena, fue la mejor forma de relajarnos antes del viaje de vuelta.

Al día siguiente, nuestra última mañana en Cartagena, disfrutamos de un brunch en Nía Bakery, @niabakerycartagena, un lugar con una decoración moderna y especial, y con la comida más fresca y deliciosa. Disfrutamos de su gran variedad de frutas exóticas, sus platillos de primera y su panadería que nos hace querer regresar cada día; sin duda, la mejor despedida.

Cartagena es un destino que lo tiene todo: historia, gastronomía, cultura y una energía vibrante que se siente en cada rincón. Toda la experiencia de principio a fin fue inolvidable y única. Sin duda, un lugar que deja ganas de volver y seguir descubriendo todo lo que tiene para ofrecer.