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La Once Mil, los tacos con código postal

Visitamos este spot en las Lomas de Chapultepec con una pregunta en mente: ¿Por qué la gente está dispuesta a hacer fila por unos buenos tacos?
vie 07 marzo 2025 02:36 PM
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César de la Parra y Enrique Glennie, socios de taquería La Once Mil.

Una papas fritas preparadas y un vaso de cerveza frente a ti apenas tomas asiento, son la promesa de que lo que está por venir, sólo puede ir a mejor. Visitamos la taquería La Once Mil, una esquina en las Lomas de Chapultepec que ha conquistado a propios y extraños con su peculiar menú y que, por sus salsas, andan en boca de todos.

Somos afortunados y quienes nos reciben son César de la Parra y Enrique Glennie, socios detrás del éxito del momento. A ambos -el primero chef, el segundo arquitecto recién convertido en taquero- se les escapa la alegría y el orgullo al hablar de este proyecto que, en apenas seis meses de su apertura se ha convertido en una cita culinaria obligada en esta zona de la Ciudad de México.

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Este ha sido uno proyecto que ha habitado la cabeza de César desde siempre. “Dentro de las grandes ideas y de las metas de vida estaba tener una taquería. ¿Por qué? Porque nos encantan los tacos. Entonces creo que lo puedes trasladar como un sueño de adolescencia, dice.

Para Enrique, Quique para nosotros a partir de ahora, su llegada fue distinta. Él fue el encargado de proyectar la cocina que está en la parte superior de la taquería y en la que se lleva a cabo esta conversación. En un punto César lo invitó a trabajar e invertir y él quiso probar sólo por una semana, 7 días que se han prolongado por ya seis meses presente en todos los departamentos del negocio.

César de la Parra y Enrique Glennie.
César de la Parra y Enrique Glennie.

La autora del nombre del local es Jimena, la esposa de César y fundadora y socia del negocio. “desde que las palabras salieron de su boca todo hizo sentido”, recuerda. Para quienes poco sabemos de la geografía y de la organización de las colonias de la ciudad de México, la Once Mil debe su nombre al código postal de las Lomas. “Son los tacos del código postal de Las Lomas, es como el 90210 de Ciudad de México. Dice entre risas César”.

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El menú, recuerda, se hizo a base de prueba y error, buscando una sola cosa: “bocadillos inolvidables; una mordida que te haga pararte de la cama en la mañana y decir, ‘hoy o mañana o pasado’, pero voy a ir a echarme ese taquito. Aunado a esta filosofía culinaria se encuentra un sello que se ha convertido en, literal, el boca a boca de la Once Mil: sus salsas. Para César los tacos son 33% salsa, 33% tortilla y 33% relleno. “Las salsas son extraordinarias, las llevo haciendo muchos años de mi vida”, confiesa.

César de la Parra, chef.
César de la Parra, chef.

Quique recuerda de niño acompañar a su madre al mercado los fines de semana y, mientras esperaban la compra de la fruta, echar un taquito de carnitas, de maciza con cuerito o los domingos en familia mandar a comprar tacos de cochinita. “Creo que todos los mexicanos nacimos con la cultura del taco, algunos más, algunos menos y diferentes claramente, pero creo que todos nacimos forjándonos hasta lo que somos hoy. Todo el mundo te dice: soy taquero de corazón. Creo que si eres mexicano probablemente seas taquero de corazón”, explica.

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Esta entrevista se llevó a cabo un martes justo en la hora de la comida. Todas las mesas del lugar estaban llenas y algunas personas esperaban serenas para poder tomar asiento y poder pedir sus tacos favoritos. Ribeye, pastor, carnitas de lechón, barbacoa de hongos…

Los sábados la fila podría ser un poco más larga, pero en la experiencia de Quique hay comensales que han estado en espera y, a pesar de ello, a los tres días vuelven tomando las precauciones de la espera. El sabor mata la espera.

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Enrique Glennie, arquitecto y taquero.

Cuando salimos del estudio de la Once Mil a realizar un par de retratos en la fachada de la taquería, la interacción con los clientes es evidente. “Oye, los de ribeye están espectaculares”, “¿Cómo están?”, “Muchas felicidades”, son algunas de las cosas que los comensales comparten con la dupla de socios.

Son tres las claves que detonan estas reacciones: La calidad de los ingredientes, la calidad del servicio y la calidad del ser humano que te atiende. Eh, somos un equipo de muchísima gente que trabaja todos los días con un con una meta común que es hacer un taco extraordinario”, finaliza.

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