Ha pasado poco más de un año desde que el huracán Otis golpeó con fuerza las costas del Pacífico mexicano, dejando una huella imborrable en Acapulco. Fue el ciclón tropical más potente en tocar tierra en esta región y el primero en hacerlo como huracán de categoría 5. Sin embargo, el icónico puerto ha demostrado su resiliencia y, desde finales del año pasado, se encuentra listo para recibir a turistas nacionales e internacionales que lo siguen considerando un destino imprescindible.
Lejos de quedar en el pasado, Acapulco ha visto en la reconstrucción una oportunidad para renovarse. La destrucción dejada por Otis ha servido de catalizador para modernizar un destino que brilló en los años 80 y que está en camino de recuperar su estatus como paraíso vacacional.