En la calle Atlixco, en la Condesa, se encuentra Anónimo, un restaurante único en su tipo. Anónimo ofrece cocina italoamericana de especialidad, vinos cuidadosamente seleccionados y cócteles de la casa.
Anónimo surge en pandemia, de la mano del Chef Klaus Mayr, quien pone en cada platillo un toque de su trayectoria a través de diferentes países. El otoño llegó y con él los platillos de temporada que tienen en el menú de Anónimo.
Dentro del menú podemos encontrar platos imperdibles como el Papardelle de limón, preparado en emulsión de mantequilla, limón, menta, zucchini y queso Parmesano; carnes añejadas o una Pizza White preparada con crema fresca, tocino, cebolla caramelizada, tomillo, mozzarella y miel de abeja.
La experiencia de Anónimo se vive también en las porciones cuidadosamente calculadas que permiten al comensal degustar varios platillos sin sentirse abrumado, permitiendo un recorrido a través de múltiples sabores en una misma visita. Los postres tampoco se quedan atrás: su “Mousse de Chocolate y Chile” combina la dulzura del cacao con el picor sutil del chile ancho, una mezcla que resume perfectamente el enfoque del restaurante: innovación con raíces mexicanas.
El arte de la coctelería es otro de los puntos fuertes de Anónimo . Los mixólogos del lugar han creado una carta de bebidas que es tan intrigante como su menú de alimentos.
En cuanto a las bebidas, con tremenda barra es de esperarse que el restaurante cuente con una carta completa de coctelería clásica y coctelería de la casa, una propuesta con sabores propios que le dan identidad al restaurante y la misma barra de manera independiente. Razón por la que también es un plan perfecto de fin de semana para el pre copeo. Algunas recomendaciones son el Sunshake, Tío Klaus, Petirrojo y algunos clásicos como Negroni y Martini.
Además, cuentan con una amplia selección de vinos nacionales e internacionales, cuidadosamente curados para acompañar cada platillo. El personal del restaurante está siempre listo para ofrecer recomendaciones personalizadas, haciendo que cada cena sea completamente única.
El diseño interior de Anónimo es una combinación elegante de modernidad y minimalismo. El espacio tiene un aire íntimo, con una decoración que juega con los tonos oscuros y la iluminación tenue, creando un ambiente acogedor y relajado. Cada mesa parece diseñada para proporcionar una sensación de privacidad, lo que lo convierte en un lugar ideal para cenas íntimas o encuentros especiales.
Las paredes están decoradas con arte contemporáneo, y el mobiliario de líneas sencillas pero sofisticadas añade un toque de elegancia al lugar. En cada rincón del restaurante se respira esa atmósfera misteriosa y exclusiva que lo caracteriza. Anónimo no solo es un lugar para disfrutar de una buena comida, sino también para sumergirse en una experiencia sensorial completa.
El servicio en Anónimo es discreto pero eficiente. Los meseros, siempre atentos, están preparados para guiar a los comensales a través del menú, explicando los ingredientes y las técnicas detrás de cada plato. Esto forma parte del encanto del restaurante: cada visita es como descubrir un secreto que, aunque compartido, sigue sintiéndose exclusivo.
Además, Anónimo tiene un enfoque en la sostenibilidad, seleccionando proveedores locales y utilizando técnicas de cocina que minimizan el desperdicio de alimentos. Esto no solo mejora la calidad de los productos que llegan a la mesa, sino que también refleja su compromiso con el medio ambiente.
Aunque su nombre sugiera lo contrario, Anónimo es un lugar que merece ser descubierto. Este restaurante logra lo que pocos pueden: ofrecer una experiencia culinaria completa, desde la cocina hasta el ambiente, pasando por el servicio y la coctelería. Es un destino ideal para los que buscan algo diferente, que combine lo mejor de la gastronomía contemporánea con un toque de sorpresa y sofisticación.
Visitar Anónimo es más que ir a cenar, es adentrarse en una aventura gastronómica que cada vez revela algo nuevo. Sin duda, un secreto que vale la pena compartir.
