Han pasado muchos años desde que las monjas agustinas del estado de Puebla crearan este platillo barroco para el emperador Agustín de Iturbide, en septiembre de 1821, en el marco de la consumación de la independencia de México.
Los colores patrios en el ahora conocido como chile en nogada, reflejaron el reciente nacionalismo de los mexicanos de la época, y marcaron el inicio de una nueva etapa en la historia de la gastronomía del país, que con el tiempo se ganaría un lugar entre las más destacadas del mundo.