Cerrajería, lo nuevo de Hotel Brick

Nos recibieron unos cocteles a base de mezcal en la zona de la recepción, para después bajar las escaleras hacia la planta baja, junto a la zona de spa y un bar tipo inglés, con biblioteca incluida sillones y baúles.

Poco después entramos, literal, hasta la cocina, donde el chef de la cosa nos contó sobre la filosofía del lugar, mientras comíamos un poco de chicharrón con guacamole y pico de gallo. A los pocos minutos ya estábamos en el restaurante, listos para la cena.

Comenzaron con un poco de vino blanco, como preámbulo del primer tiempo; un ceviche de callo hacha con leche de tigre, jitomate Cherry y mini tostadas. El marisco estaba más que fresco y lo mejor: cero picoso.

El segundo plato fue nuestro favorito, un taco de pato a la parrilla con lechuga orejona, frutos secos y mayonesa de chile serrano. Continuamos con un pulpo al grill aderezado con salsa harissa, puré de coliflor y brotes.

Para finalizar, uno de los postres más ricos de la historia, un vacherin ideal para quienes prefieren la combinación de sabores dulces y ácidos gracias al merengue, maracuyá, sorbete de mango, crema fresca y pétalos de rosa.

Al final, el chef Acosta se reunió con nosotros para agradecer la visita. La cocina de este cocinero mexicano es el resultado de experiencias en Francia y España, con platillos elaborados con productos locales de expertos proveedores.