Estar en el piso 20 de la torre Ritz Carlton Ciudad de México y disfrutar de una espectacular vista del Bosque y Castillo de Chapultepec es ya una experiencia, pero hacerlo en compañía de uno de los artistas contemporáneos más destacados como Alexander Kaletski, es todavía mejor.
Alexander Kaletski en México, con champaña y unos toques de tequila
Veuve Clicquot lo trajo al país y nos invitó a recorrer con él su exposición, La vie en bleu, entre mimosas y copas de champagne.
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La exposición está inspirada en el 2020, como uno de los años más atípicos de la historia moderna, que cambió la forma de percibir las cosas, al mismo tiempo que replanteaba la vida cotidiana y las formas de trabajar. La muestra fue posible gracias al trabajo en equipo de Veuve Clicquot, Kaletski y la promotora de arte mexicana, Fernanda García de Jalón, directora de De Jalón Fine Arts, quien coordinó la exposición del artista ruso radicado en Nueva York.
La exposición tiene mucho que ver con la mezclilla, en referencia a parte de los que el creativo vivió en los tiempos comunistas de su país, donde era complicado conseguir unos jeans, tanto como una botella de champaña.
Los de mi país bebemos casi siempre vodka y champaña, pero en mis tiempos beberla era muy difícil porque además de caro, no se podía comprar en las tiendas.
Nos contó Alexander Kaletski mientras recorríamos la exposición.
Los “lienzos” de la expo fueron las mismas cajas de Veuve Clicquot y las del tequila mexicano Volcán de mi tierra, marcas que lo inspiraron a crear en un período (2020) que pausó todo, incluyendo el mundo del arte, pero no el proceso creativo. "Históricamente Veuve Clicquot fue la primera champaña que empezó a producirse de forma industrial, y fue porque la armada rusa (en los tiempos de Napoleón) buscó qué beber en París y así descubrieron el Champagne. Desde ahí esa bebida llegó a Rusia gracias al ejército, y ahora es mi marca favorita”, nos contó el artista entre risas.
Siento que morí y resucité en el cielo. Estar aquí en esta hermosa ciudad, en este fantástico edificio, es increíble. Es un honor enorme que aprecio muchísimo y es algo que voy a recordar siempre. Se lo contaré a todo mundo en Nueva York, les diré que Ciudad de México es igual o más hermosa que New York.
Dice Alexander.
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El artista nos contó que el pueblo de México tiene siempre una nueva sorpresa para él. “Ustedes son lo que yo llamaría: “el mejor amigo que podemos tener en Rusia, porque en general los rusos no son muy amigueros, pero cuando son cercanos, son cálidos como los mexicanos, sólo que ustedes lo son incluso sin conocerse”.
Dice que los mexicanos sonreímos por todo, que somos cálidos y nos comunicamos de forma sencilla. “Soy amigo de los mexicanos en Nueva York, incluso si se trata de un mesero, porque te tratan como si fueras de su familia. Es muy fácil trabajar con los norteamericanos, pero no es fácil volverlos tus amigos. En 20 años he hecho unos cuatro o cinco amigos, pero en México tengo ya el doble”.
¿Entonces es fácil trabajar con mexicanos y armar una exposición para nosotros? Se lo preguntamos: “Totalmente. Por eso ahora quiero empezar a beber mezcal”, nos contestó al final del recorrido.
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