El tercer platillo es un fondo de hongos de lluvia, una reducción y una seta caramelizada, acompañados de un pan arabe naan que complementa el plato, relleno de quesos añejos, logrando una interesante fusión que Gaby dedica a un hombre muy especial.
"Con este platillo me acuerdo muchísimo de mi abuelo, de las tardes de lluvia y de cómo a él le gustaba escuchar la lluvia, cuando él perdió la vista se volvió aún más hábil para contar historias, nos daba todos los detalles y para mí eso simboliza este platillo y esta postal", contó la chef.
Para cerrar el menú salado se degusta una tradicional enchilada de mole negro sobre una capa de carne de cerdo, y el punto final llega con un arroz con leche acompañado de frutos rojos frescos y en conserva.
Pese a ser reconocida como la mejor en su área y seguir cosechando los triunfos de un arduo trabajo durante varios años, Ruiz no se confía y "no se la cree de más", ya que recuerda que siempre se puede seguir aprendiendo e innovando.
"La vida siempre se encarga de mantenerte en el piso, por ejemplo, la pandemia, nos llegó a poner a todos un 'estate quieto'; además mi familia siempre me tiene muy aterrizada, mi papá todo el tiempo me dice que no olvide de dónde vengo y que yo nací en un pueblito, así que siempre me mantengo con los ojos bien abiertos", confesó.
Al ser cuestionada sobre el sabor que daría a la pandemia, Gaby no duda en responder que la gama de sabores estaría en lo amargo.
"Alguna carne, algún alimento de origen animal, como ternera o cerdo, cocinado con algún toque amargo como chocolate oscuro y chiles secos, definitivamente estaría en la parte oscura-triste de la gama de sabores", concluyó Ruiz.