El restaurante Carmela y Sal, propiedad de la chef Gabriela Ruiz Lugo , perteneciente a la CANIRAC invitó a Quién a conocer el protocolo de seguridad implementado en sus instalaciones para invitar a los comensales a visitar nuevamente el negocio, que desde hace tres años ha cristalizado los sueños de la Mejor Chef, reconocida así en 2019 por la lista México Gastronómico.
#YoMeQuedoEnCasa: Descarga gratis la revista digital de octubre (da clic en la imagen)
El protocolo Mesa segura surge como respuesta a la necesidad de cuidar a las personas en esta difícil temporada, en la que los hábitos de todos se han transformado en busca de salvaguardarse del coronavirus. Como primera medida, todos los restaurantes tuvieron que reducir el número de mesas y sillas, dejando un total de 30 por ciento de aforo, mientras el semáforo permanezca en color naranja.
En Carmela y Sal, al igual que en todos los negocios afiliados a la CANIRAC, también se realiza un cuestionario proporcionado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el que se pregunta a los visitantes si han presentado algún síntoma relacionado al Covid-19; los meseros y personal que brinda atención en el lugar deben portar en todo momento careta, cubrebocas y sanitizar de forma constante sus manos. La toma de temperatura también se hace al ingresar al restaurante.
La distancia entre comensales es de 1.5 metros y cada servicio es perfectamente desinfectado antes de servir un nuevo platillo. En Carmela y Sal, el empresario Rafael López Rubi Calderón conversó con Quién sobre la severa afectación que vivieron en estos meses.
"La pandemia vino a evidenciar que los empresarios mexicanos no están preparados para una crisis, se debe tener un fondo de al menos tres meses para que cualquier negocio pueda sobrevivir, en estos 100 días nosotros no despedimos a nadie, afortunadamente, trabajamos desde aquí con envíos a domicilio, pero definitivamente fue un golpe duro para todos", indicó Rafael.