Hagamos una porno llega a México

Zack (Seth Rogen) y Miri (Elizabeth Banks) son mejores amigos y roommates que nunca se han acostado juntos pese a vivir en la misa casa por años. Aunque viven endeudados está vez no pueden pagar la electricidad, que en un Pittsburgh en invierno equivale a morir congelados. La solución es hacer una película porno juntos, claro en espera que este hecho no altere su amistad.

Estos dos niños-adultos que mes a mes a duras penas logran escalar la enorme montaña de sus deudas, encuentran la respuesta a sus problemas financieros en un desabrido baile de ex alumnos. Mientras Miri intenta seducir al guapo de la generación y Zack toma una cerveza con el personaje más divertido de la película Brandon St Randy (interpretado por Justin Long), quien es el novio del amor de juventud de Miri. St. Randy confiesa el negocio redondo de la industria de películas XXX y siembra la semilla en Zack de hacer una porno.

El argumento engancha. La historia, sin embargo, termina por ser un poco más melosa de lo que prometía, aunque también es justo confesar que sí es capaz de provocar algunas risas, la mayoría involuntarias porque las bromas son un tanto monótonas.

Con una estética kitsh absolutamente intencional, Kevin Smith, el director que se hizo famoso con “Clerks”, regresa con la fórmula de palabras altisonantes y chistes escatológicos que han probado vender boletos de taquilla. Una película de clasificación C, que seguro disfrutarán muchos adolescentes que logren entrar a las salas movidos por el morbo y la promesa de una comedia un tanto pelada pero divertida.