Los asistentes se encontraron con un oscuro anfiteatro donde las primeras filas de butacas estaban sumergidas en agua. El techo con un una pantalla de nubes negras, eclipses y fuego que formaban una atmósfera apocalíptica.
En un principio looks completamente negros empezaron a desfilar con pasos desafiantes por la húmeda pasarela, pero poco a poco una sutil dosis de color nos fue dando un respiro al estilo Balenciaga.