"Odio a la gente fea" y otras frases polémicas del irreverente Karl Lagerfeld
Si algo quería Karl Lagerfeld, era ser distinto a los demás. Con esa imagen de lentes oscuros, camisa blanca impecable de cuello alto, su pelo blanco en una coleta y guantes patentó lo que persiguió desde niño.
Hoy a las 85 años deja las pasarelas, la casa de haute couture con la que hizo una amalgama perfecta, deja el legado más grande que pueda tener el fashion business.
El peso era muy importante para Karl, cuando se le cuestionaba sobre las modelos tan delgadas decía: "Las mamás gordas que se sientan frente al televisor con sus bolsas de papas fritas son las que dicen que las modelos delgadas son feas... Nadie quiere ver mujeres gordas". Varias veces dijo que ser talla 30 era su única ambición en la vida.
Llevar guantes a todos lados fue algo que lo caracterizaba, esto podría ser la razón : "Cuando tenía 14 años, quería fumar porque mi madre fumaba como una loca. Quería fumar para parecer mayor. Pero mi madre me dijo: No deberías fumar. Tus manos no son tan bonitas y eso es lo que se ve cuando fumas".
Dejar a la vista algo de su expresión no era algo a la cabeza maestra de Chanel le interesara: "Mis lentes son mi burka... Soy un poco miope y las personas que tienen miopía, cuando se quitan las gafas, parecen perritos que quieren ser adoptados".
Cada detalle en colecciones y propuestas de moda tenía siempre un arduo trabajo y la edad nunca fue un límite para él. El modisto estaba a favor del día de 48 horas. “Veinticuatro horas no son suficientes”, decía.
Pasar varios periodos de tiempo solo era su aliciente a toda su fama. "¿Por qué esa obsesión de estar con gente? -se preguntaba-. El mayor lujo es la soledad. Nunca me siento solo”.
La belleza además de ser parte de sus diseños, era algo de lo que intentaba ser rodeado. “El objetivo de la moda es que la gente se sienta bien, no se trata de expresar el sufrimiento y la desdicha con tafetanes”. Detestaba “la fealdad”, por eso se rodeaba “de gente joven y linda” y expresó en varias ocasiones que "odiaba a la gente fea".
Así era Karl, amante de los libros - tanto, que llegaba a comprar tres ejemplares del mismo libro. Uno para recortar, otro para leer y el último para guardarlo en su gran biblioteca - creador de belleza y sin duda: Un genio.