Dior, el gran revolucionario
Corría el año 1947; Europa acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial y cualquier abuso de opu- lencia era considerado de mal gusto. El 12 de febrero de ese año, Christian Dior presentó en la pasarela parisina un modelo de dos piezas compuesto por un saco color crema en shantung que acentuaba la cintura y una falda en forma de corola en lana negra, para la que utilizó más de 60 metros de tela. Mientras en Europa fue aclamado por la prensa, llevando a la editora de Harper's Bazaar, Carmel Snow, a exclamar: "¡Es realmente una revolución, querido Christian! ¡Tus vestidos son un auténtico New Look!", en Estados Unidos, centenares de mujeres protestaron por el largo de la falda porque para ese entonces el exceso de material era considerado un desperdicio.
Aún así, el New Look pronto se convirtió en la obsesión de todas. “Recuerdo ver a mujeres añadiendo trozos de tela a sus faldas”, retoma Lawrence Benaïm de Hubert de Givenchy en su libro Dior, The New Look Revolution, a estrenarse en sep- tiembre de este año. Estos memoirs dentro del título y la exposición que lleva el mismo nombre, estarán en el Museo de Christian Dior en Granville, su pueblo natal, hasta el 1 de noviembre. Ambos, serán el mejor homenaje al diseño que desde hace casi 70 años ha marcado tendencia. Hoy en día, se cree que no pudo tener un mejor nombre, pues suponía un nuevo corte y diseño, cuyo único objetivo era redefinir la silueta de la mujer, dejando atrás la sobriedad de la época y apostan do por enaltecer sus curvas.
Dior y el cine
Antes de lanzar su primera colección, Christian Dior ya había diseñado el vestuario de ocho películas. En 1950, Marlene Dietrich le puso a Alfred Hitchcock una condición: si quería que participara en la película Stage Fright, la actriz debía vestir Dior. Cuando el director se negó, Marlene contestó: “No Dior, No Dietrich”. Fuera de la pantalla, Grace Kelly eligió un look de la maison para su fiesta de compromiso, después vendrían Charlize Theron, Jennifer Lawrence, entre otras.
El 2015 de Dior
Lo más sorprendente del legado de Christian Dior no es que haya sentado las bases de la moda como se concibe hoy en día, sino que lo hizo en seis años. A esto se le aunan las propuestas de diseñadores que han pasado por la firma como Yves Saint Laurent, John Galliano o el actual Raf Simmons. Este último, después del barroquismo impuesto por su antecesor, es el que ha regresado a los orígenes de la firma. Muchos dudaban que el minimalismo del belga iba a chocar con la feminidad de Dior, pero todo lo contrario. Simmons, un maestro en los cortes, ha creado un universo donde la modernidad y la tradición conviven de manera natural. Así como se ve en el documental Dior And I sobre su primera colección para la marca o el elegir a Rihanna como imagen de la campaña Secret Garden IV en el Palacio de Versalles.
Los Musts de Dior
En 1952, Dior creó los stilettos, llamados así porque su afilado tacón recordaba a una daga italiana y se convirtieron en el complemento perfecto para acentuar la feminidad de la mujer. Otro de los íconos de la casa se diseñó en 1995, cuando la esposa de Jacques Chirac le obsequió a Lady Di una bolsa hecha exclusivamente para ella por Dior que lució en una cena ofrecida en el Grand Palais. Ese fue el nacimiento de Lady Dior.
El Jardín Secreto
Christian Dior nació en Granville, un pequeño pueblo de Normandía. La casa en que creció, situada mirando al mar y rodeada de un espectacular jardín, fue la fuente de inspiración de muchos de sus diseños. Todo un enamorado de la jardinería, Dior estudiaba con pasión los nombres de las plantas y confesó que con sus piezas pretendía que las mujeres se vieran tan hermosas como las flores de su patio, de hecho sus colecciones adoptarían nombres como Corelle y Tulipe. Desde 1997 su casa alberga el museo que lleva su nombre y conserva todo su legado, y hasta el 1 de noviembre se podrá disfrutar de la exhibición "Dior, The New Look Revolution", una muestra de las piezas de alta costura de 1947 a 2015, fotografías y otros documentos.