El campo Ferragamo Parte 2
No te pierdas la primera parte de este artículo .
EL VINO
Incansable, Ferruccio decidió que una casa de reposo no era suficiente para hacer justicia al potencial agrícola del campo florentino, así que entró al negocio del vino con su hijo Salvatore.
"Tengo un hermano gemelo que se llama James y juntos fuimos a la universidad e hicimos una maestría", nos cuenta el terrateniente. "Pero mientras él se fue al negocio familiar de bolsas y zapatos, yo decidí empezar algo nuevo", platica Salvatore.
Aunque al principio Ferruccio no estaba convencido del negocio por la cantidad de competencia que hay y por la gran inversión que esto representaba, el entusiasmo de Salvatore lo convenció y en 1999 decidieron sumar una cava nueva a la que ya existía. Ahí plantaron cinco diferentes variedades de uvas en más de 700 hectáreas y ahora en Il Borro se producen más de 200 mil botellas de vino al año y una pequeña variedad de grappa que se embotellan bajo el nombre de Il Borro. Además, producen su propio aceite de oliva, vino, maíz y lavanda entre muchos otros productos.
"El trabajo es muy divertido, nos gusta hacer vino de buena calidad", dice Salvatore.
CASTIGLION DEL BOSCO
También visitamos la propiedad de Massimo, el más joven de los seis hijos de Salvatore y Wanda Ferragamo, en la región de Valdorcia, que se encuentra en la provincia de Siena, a 100 kilómetros al sur de Florencia. Este castillo, restaurado por él y un grupo de amigos, es el lugar donde el director de Salvatore Ferragamo Estados Unidos pasa los veranos con su esposa y sus hijos.
"Llevo 30 años viviendo en Estados Unidos y siempre escuchaba a gente que quería venir a la Toscana y realmente vivir la experiencia, pero con el lujo que encuentras en hoteles de ciudades más desarrolladas y, además, yo estaba también muy interesado en tener una casa propia por aquí, por lo tanto lo platiqué con unos amigos y decidimos crear un lugar que no sólo pudiéramos disfrutar nosotros con nuestras familias sino abrirlo a gente de todo el mundo", cuenta Massimo.
La búsqueda fue muy complicada, dice, pues querían un lugar en donde pudieran construir tres casas y un viñedo algo pequeño y no encontraban ninguna propiedad disponible. En eso les ofrecieron el Castiglion del Bosco, una propiedad de 2 mil hectáreas que data de hace ocho siglos. Ahí se encuentra una capilla del siglo XIV con frescos de la época, ruinas góticas y uno de los viñedos más importantes, donde se fabrica el mejor Brunello de la región.
EMPIEZA EL RETO
"La verdad yo no quería hacer algo muy comercial pues estamos en una de las mejores áreas del mundo y en verdad queríamos conservar el estilo de la propiedad, de hecho tiramos las paredes y numeramos cada una de las piedras y las volvimos a poner como estaban, es muy difícil rehacer o restaurar un lugar y que parezca como nuevo", comenta Massimo.
Los socios crearon un proyecto muy exclusivo para quienes buscan disfrutar más la realidad de la tierra y no tanto el lujo; un lugar que reflejara la esencia de la Toscana. Massimo y compañía se enfocaron en el servicio y en que todas y cada una de las amenidades fueran excelentes. Además, no se olvidaron de que mucha gente busca actividades para los chicos e incluyeron programas especiales.
"A mí me encantan los deportes y no me gusta llegar en segundo lugar, por eso dije: si hacemos algo, tiene que ser el primero, que sea lo mejor que podemos hacer, que sea único y de gran calidad", dice Massimo.
LO DISFRUTA CON SU FAMILIA
Aunque Massimo vive en Nueva York, ya desde hace mucho tiempo viene con su familia todos los veranos, y si puede en alguna otra época del año. "A mi esposa Chiara y a mis hijos les encanta el lugar", nos dice este miembro del linaje Ferragamo.
El lugar no sólo les sirve de descanso. Massimo asegura que en cada visita pone a sus hijos a trabajar para que se vuelvan más responsables y valoren lo que cuesta hacer las cosas.
"Algo que admiré mucho de mi papá fue ese empuje y convicción que tenía por lograr las cosas, por sobrepasar cualquier obstáculo. Él se levantó de la nada a base de trabajo y pasión". También disfruta con ellos diferentes actividades como cazar, caminar en el bosque o andar en bici. Lo que rechaza, porque dice que él se siente joven y activo, es el golf. "No juego golf. La verdad, necesitas como cinco horas en el campo y luego otras cinco horas para tomar un poco de vino y platicar sobre el juego con los amigos, no tengo ese tiempo", concluye entre risas.