La mejor de la Semana de la Moda de la Gran Manzana
La Semana de la Moda de Nueva York ha sorprendido a sus espectadores debido a la gran cantidad de giros de estilo que dieron muchos diseñadores en sus propuestas para la próxima temporada estival.
Durante la sexta jornada de actividades imperó el color y destacaron las gamas de firmas como Rodarte, Marchesa, Oscar de la Renta y Vera Wang.
Inspiradas en la vida marina, el tándem creativo, Georgina Chapman y Keren Craig, presentó para Marchesa una serie de vestidos con estilo etéreo que fascinaron al ser mostrados en movimiento por la pasarela.
Las prendas confeccionadas en textiles volátiles como organza, tul, mesh y chifón se lucieron en una cromática suave conformada por tonos como el crema, gris y rosado.
Enfatizando la silueta femenina, las piezas en su mayoría fueron de corte sirena mientras otras recrearon aspectos submarinos a través de su composición.
Detalles como las aplicaciones a mano de lentejuelas y flecos brindaron de un aire mágico a la colección.
Por su parte, las hermanas Kate y Laura Mulleavy, directoras artísticas, de la firma Rodarte exhibieron una gama que plasmó en cada una de sus piezas la esencia de la corriente de arte impresionista.
Van Gogh y Monet se hicieron presentes en vestidos confeccionados en tafeta y seda que mostraron detalles drapeados y plisados para destacar la cintura de las modelos.
Azul celeste, amarillo, verde y acentos de morado integraron la paleta de color.
A diferencia de otros años, Vera Wang cambió de dirección apostando por siluetas de estilo atlético y relajado, entregando sólo algunos looks dignos para alfombra roja.
Colores neutros como el blanco se mezclaron en motivos psicodélicos con matices intensos como morado, amarillo y rosa.
Cortes asimétricos en formas triangulares y semicirculares se trabajaron en tejidos ligeros que reflejaron detalles de transparencias.
Para complementar la propuesta, Wang acompañó las piezas con sandalias de plataforma con un estilo tosco.
El talento dominicano Oscar de la Renta cerró con broche de oro con una colección que derrochó femineidad y color.
Vestidos largos, con faldas amplias, de corte "A" y coordinados de saco y falda presumieron terminados impecables en texturas como organza, tweed y chifón, que se dirigieron para las mujeres más sofisticadas.
Como hilo conductor, De la Renta se enfocó en el color, trabajando con una cromática conformada por verde neón, amarillo canario, rosa y rojo.
Detalles como borlas, lazos y lentejuelas dieron un aire femenino a las piezas.