El estilo de Carlota Casiraghi
No es fácil imaginar una genética tan afortunada como la de Carlota Casiraghi, y una herencia de estilo y glamour como la suya. Nacida en una de las cunas de más elegancia en la realeza, hija de Carolina de Mónaco, y nieta de Grace Kelly, desde muy pequeña Carlota se perfiló como una de las princesas que más impacto causaría, y las predicciones no fallaron. A diferencia de su madre, se ha mantenido fuera de los escándalos: terminó sus estudios en París, y hoy escribe para varias revistas. Sus grandes pasiones, la equitación y la moda, cuyo amor se nota en un estilo innato, difícil de copiar. Es fanática de Chanel y Valentino, al igual que su madre. En los eventos más elegantes, siempre la vemos de largo, con porte de absoluta princesa, sin mostrar de más y usando las joyas y accesorios más elegantes. Su peinado suele ser recogido aunque no muy rígido: siempre se asegura de dejar un poco de fleco para hacerlo más casual. No se pierde las pasarelas de París, donde viste de forma muy diferente: los vestidos coctel se le ven espectaculares, al igual que los pantalones entubados coordinados con blusones largos y blazers. No se encasilla en un solo estilo y varía desde vestidos entallados, algunos más holgados, otros más femeninos y a veces, hasta rockeros. En estas ocasiones prefiere el pelo suelto. No necesita mayor maquillaje pues sus facciones son lo suficientemente llamativas, pero cuando lo hace, se enfoca en las pestañas y los labios, que prefiere pintar de rojo. Cuando practica su deporte favorito, la equitación –lo hace profesionalmente y participa en importantes concursos-, es Gucci quien la viste de pies a cabeza. Amiga de Karl Lagerfeld, Stella McCartney y otras personalidades, el glamour de Carlota fascina a los amantes de la moda, que saben que más allá de las marcas que use, el estilo lo lleva en la sangre.