Promesa tapatía del cine mexicano
Ser la protagonista de El búfalo de la noche, la ópera prima de Guillermo Arriaga, fue un parteaguas en la carrera de Liz Gallardo. No sólo por el desnudo sino por las experiencias que vivió al trabajar con el guionista de cintas como Amores Perros y Babel, lo que le abrió las puertas a nuevos proyectos como Máncora, que estrenará en verano y donde comparte créditos con Elsa Pataky, novia del actor Adrien Brody. Amante de los animales y de la fotografía, la tapatía mantiene la sencillez y humildad en su vida, aún después de superar un duro comienzo en su carrera que incluyó la difícil pérdida de su padre. ¿Cómo cambió tu vida El búfalo...?Fue sobre todo en el aspecto profesional. Como actriz siempre había querido hacer cine. Con El búfalo cambió todo porque me permitió hacer cine de ficción y en una película seria. ¿Te asustó el desnudo?No tanto. Sólo un poco cuando revisé el guión página por página y veía cosas muy fuertes. Pero a mí me gusta el cine fuerte, de arte, y ahí no hay ese tipo de prejuicios y limitaciones. Siempre he sido fan de ese tipo de cine. ¿Cómo fue trabajar con Diego Luna?Tuvimos mucha convivencia, ensayamos un mes completo y creo que terminamos alucinándonos jaja. Fue demasiado tiempo juntos y muy fuerte la experiencia de todo lo que filmamos.¿Qué películas estrenarás este año?La primera es Máncora, producción peruana española filmada en el país andino con actores internacionales. La estrenamos en el Festival de Sundance y nos fue súper bien. Supongo que se estrenará en el verano, igual que Tres.Tres, la cual filmé en México. Además hice otra en Monterrey, llamada Seres: Génesis, que se estrena a finales de año. Cuéntanos más de Máncora.Fue la mejor experiencia profesional que he tenido hasta ahorita por muchísimas razones: conocí gente increíble, seres humanos bien bonitos, gente entregada, honesta, con cero prejuicios, profesionales, con una vibra bien positiva. Conocí gente que te da la mano y no espera nada a cambio y, la verdad, en México, te lo digo tristemente, eso es bien difícil de ver.La aventura en el DF¿Cuándo decidiste ser actriz?A los 6 años. Todos los domingos veía las películas de Pedro Infante y las de Cantinflas. Luego con el nuevo cine mexicano y el español caí rendida y enamorada. A los 15 años vi Jamón Jamón y me marcó. También me impactó la trilogía de Pedro Infante, me parece una obra maestra. De adolescente, a los 18, vi Santa Sangre. Todo ese cine de películas súper locas, como lo que hace Jodorowsky, un tipo que me parece un genio, tiene una sensibilidad, una percepción estética y emocional de la vida bien particular. ¿Y cómo decidiste empezar tu carrera?Fue difícil. Por 1998 mi papá se enfermó de cáncer, justo cuando salí de la prepa. Me quedé dos años en Guadalajara cuidándolo. Comencé a trabajar para ayudar a mi familia pero luego me sentí muy frustrada. No había lana que me alcanzara y con mi papá enfermo menos. Entonces me fui a México. Con todo el dolor de mi corazón dejé a mi papá, pero también fue por ayudar. En el 2000, a los 20 años, me fui al df. Obtuve la beca que dan en el cefac. En las tardes me conseguía chambitas y, a final de cuentas, me convertí en el apoyo de mi familia, no sólo económico sino moral. ¿Cómo viviste esa etapa lejos de tu familia?Me duele haber dejado a mi padre. A veces digo â??mejor me hubiera quedado en Jalisco hasta que se murieraâ?. Falleció hace cinco años y sus cenizas están aquí en mi casa. Si no me hubiera ido igual nos hubiéramos muerto de hambre todos, o no sé, por lo menos mi papá se fue dándose cuenta que ya había agarrado un camino en la vida y no lo iba a soltar.¿Qué te llena de orgullo?Haber llegado a México con 2,500 pesos en la bolsa y triunfar. Me fui con dos maletas y mi perro. Viví en casa de Bola Domene. Me ayudaron mucho Joselo de Café Tacvba y Carlos Marcovich, quien me dijo â??mira Liz, aquí o allá, tu papá igual está enfermo; lo mejor es que emprendas tu camino. à?l va a saber que estas ahí por élâ??. ¿Y en el corazón cómo andas?Esa parte la tengo muy relegada. He tenido un par de amores que no se comparan con nada. De casarme y tener hijos no sé, me gustaria tener uno y tal vez adoptar otro. El mundo necesita amor.