En el Japoneza Retreat, este refugio que fusiona tradiciones japonesas con la riqueza natural y cultural de México, la desconexión del alboroto de la ciudad se convierte en una travesía inolvidable.
Una experiencia de desconexión en Japoneza Retreat
Hay experiencias que trascienden lo cotidiano, transportándonos a un estado de calma y renovación, y sin duda Japoneza Retreat es una de ellas.
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Del caos de la ciudad a la calma
Todo empezó en la Ciudad de México, donde una camioneta híbrida Toyota nos esperaba para iniciar nuestra aventura. Conforme las agitadas avenidas quedaron atrás, las tranquilas carreteras rodeadas de naturaleza nos conducían hacia Japoneza Retreat, un destino que honra la fusión entre Oriente y Occidente. Su nombre no es casualidad: simboliza este encuentro armónico entre dos culturas, representado en su arquitectura, gastronomía y filosofía.
Una bienvenida llena de sabor en Japoneza Retreat
Nuestra llegada fue recibida con un coctel de frutas frescas y una tabla de quesos locales, reflejando el compromiso del lugar con ingredientes de calidad y sostenibilidad. La cena fue un deleite gastronómico: crema de huitlacoche, paella de hongos y un helado acompañado de whisky japonés, reafirmaron que cada detalle está pensado para resaltar los sabores más auténticos de ambas culturas.
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Un atardecer inolvidable
Con el estómago satisfecho, disfrutamos un atardecer espectacular que pintó de tonos cálidos la vista. El silencio, interrumpido solo por los sonidos de la naturaleza, creó una atmósfera de profunda paz. Esa noche, descansamos con la certeza de que Japoneza Retreat no solo nos desconecta del mundo exterior, sino que también nos ayuda a reconectar con nosotros mismos.
Nada como despertar en armonía
El amanecer desde nuestra terraza fue un espectáculo. El Lago de Atlangatepec, enmarcado por tres de los volcanes más icónicos de México, nos recordó la magia de la naturaleza. Un desayuno memorable nos esperaba: pancakes con mermelada de vino tinto, huevos boreta, enfrijoladas, todo preparado al momento con un cariño que se sentía en cada bocado.
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El día estuvo lleno de actividades que nos permitieron explorar nuevas dimensiones de bienestar. Desde la lectura de oráculos y péndulos hasta un relajante masaje con aromas del bosque, cada momento renovó nuestras energías. Para cerrar el día, una cabalgata por el bosque nos conectó con la naturaleza de una manera íntima y especial.
La cena con comida japonesa, dispuesta en una mesa baja con cojines, creó un ambiente íntimo y relajado. Entre platillos exquisitos y conversaciones sinceras, reflexionamos sobre lo vivido. Japoneza Retreat no es solo un destino; es un refugio para el alma, donde las culturas convergen y la naturaleza invita a lo esencial.
Un espacio para la paz justo y necesario
Con solo ocho habitaciones, Japoneza Retreat asegura una experiencia exclusiva. Entre sus áreas comunes, destacan terrazas con vistas espectaculares, un Onsen exterior, columpios gigantes, redes suspendidas, zonas de descanso, una sala de TV y comedores interiores y exteriores. Cada rincón está diseñado para ofrecer tranquilidad y confort.
Si buscas un lugar para desconectarte del mundo y reconectar contigo mismo, Japoneza Retreat es, sin duda, el destino ideal.
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