El oro no solamente brilla en joyas y alhajas, también en la comida. De hecho, es uno de los ingredientes más costosos del mundo y también uno ode los más utilizados en la alta gastronomía.
Se vende en tres diferentes presentaciones: láminas, hojuelas y polvo, todas perfectas para darle un plus elegante a diferentes platillos. En la antigüedad se creía que este metal contenía propiedades curativas y por eso lo consumían, hoy en día es un referente de prestigio y sofisticación, razón por la que varios chefs lo utilizan para elevar sus diferentes propuestas.