Más allá de su suave consistencia, dulzura e irresistible sabor, el pan de muerto guarda una esencia muy significativa. En primer lugar su forma circular alude al ciclo de la vida, mientras que las esferas que encontramos al centro hacen referencia al cráneo y los huesos.
Uno de los ingredientes más importantes es la naranja y no solo por el increíble toque ácido que le aporta, sino que también sirve para guiar las almas de los difuntos a la ofrenda. De hecho, en 2003 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.